Los sacapintas no estudian los perfiles de las personas que ingresan a entidades bancarias ni detectan al azar en las calles a sus víctimas. Son bandas organizadas que han evolucionado su logística en esta última década.
En el 2000, esta actividad delictiva se realizaba en parejas y tríos. Uno de ellos ingresaba al banco y señalaba a quien hacía un gran débito o retiro. Afuera, la víctima era abordada por los cómplices, quienes se encargaban del robo. En sus inicios, se lo llamó ‘paquetazo’ o ‘cambiazo’.
10 años después, los sacapintas utilizan armas blancas y de fuego, se movilizan en autos y motocicletas. Y las conforman hasta 10 personas, según las denuncias realizadas en la Policía Judicial, en Guayaquil.
Prueba de ello es que cuatro automóviles eran utilizados por una organización de presuntos sacapintas, teóricamente desarticulada por la Policía, el 29 de noviembre. Ese día, dos vehículos fueron interceptados y se capturó a cinco personas, entre ellos a un menor de edad. Otros escaparon en dos autos y la Policía no aclaró cuántos se movilizaban en ellos.
Los sospechosos se parquearon afuera de una agencia bancaria, en el centro comercial California 2, en la vía a Daule (noroeste). Luego se trasladaron a otra agencia de la misma entidad en el barrio Del Centenario (sur).
De un taxi amarillo bajó José A., alias ‘Chea’ (37 años) y entró al banco. Se comunicó vía celular con sus compañeros que lo esperaban afuera, para concretar el delito. En el auto permanecían Mario T. (28), Jefferson P. (18) y Carlos C. (17). Sus otros cómplices Édison B. (24) y Wladimir Ch. (18) estaban cerca en un Spark rojo. Quienes huyeron ocupaban un Lada y un Spark.
Esa banda, el 29 de noviembre no logró su objetivo. Pero al día siguiente, presuntamente, otra organización sí hizo un robo. En la Fiscalía de la PJ, Juan M., de 45, denunció que tres hombres armados le arrebataron USD 2 000 a las 11:00, minutos después de hacer el retiro en una agencia ubicada en el Centro de Convenciones Simón Bolívar.
El 1 de diciembre, Álex B. (36) denunció que luego de retirar USD 800 en la av. Francisco de Orellana (norte), fue interceptado por un taxi amarillo -que tenía la placa cubierta con una toalla sanitaria- y un Corsa plata. Dos hombres armados le pidieron USD 2 000, por lo que presumió que los delincuentes se habrían equivocado de persona, pero igual le robaron su plata.
El experto en seguridad, Daniel Adler, dice que la modalidad de sacapintas evolucionó desde el 2008. Ahora los delincuentes no solo roban dinero, se llevan carteras y billeteras, apropiándose de documentos que identifican a las víctimas y que establecen sus lugares de trabajo o vivienda.
Por ello, agrega Adler, el 65% no denuncia ya que está convencido de que hay una supuesta complicidad entre el banco y la Policía, de acuerdo con estudios realizados por la empresa Bitajon. La Policía y la Fiscalía coinciden en el temor de la gente a represalias.
Adler asegura que este delito es tan complejo que la persona puede ser impregnada con un líquido que solo puede ser visibilizado con lentes infrarrojos, como lo hace Criminalística con la sangre en las pruebas de parafina.
Una de las recomendaciones de las empresas de seguridad es colocar un panel entre la persona que hace la transacción y la fila de espera. Lo cual se ha aplicado en bancos argentinos y panameños.
Esa fue una de las opciones que planteó la Policía, el 11 de mayo , a la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (ABPE) en reunión con el Consejo de Seguridad Ciudadana del Guayas (CSCG). También se analizó el bloqueo de celulares en el interior de las entidades, pero nada se implementó.
El miércoles, el gobernador del Guayas, Roberto Cuero, recordó que “el presidente de la ABPE dijo que no había un solo funcionario de los bancos involucrado. Al día siguiente, la Policía tomó detenidos a unos sacapintas y los ladrones dijeron que quienes les habían dado esa información eran de los bancos”.
Agregó que la actitud de la ciudadanía debe cambiar y quienes necesitan retirar altas cantidades de dinero, deben asesorarse y –por ejemplo- pedir un cheque de gerencia.
Los bancos también proponen hacer transferencias vía internet. Cuero piensa que a la labor debería sumarse la Superintendencia de Bancos. Otra medida es pedir custodia policial si es necesario salir con el efectivo.
Mas el cabo segundo Robinson Benavides, de 32 años, fue abatido por seis hombres, el 20 de noviembre. Ese día custodiaba al administrador de una hacienda en el cantón Naranjal, quien llevaba USD 12 800.
Los casos de presuntos sacapintas recaen en la Unidad de Crimen Organizado, creada en julio. Allí se explica que los culpables de estos delitos serían juzgados bajo los artículos 551 y 552 del Código Penal. Las sentencias dependen de los daños. Podrían ser de reclusión menor entre uno y seis años; si hay lesión permanente de ocho a 12 y si la víctima muere podría ser de reclusión mayor extraordinaria de 12 a 16 años.
David Moscoso. Víctima de la delincuencia
‘Me robaron y me amenazaron’
Hace seis meses me llevé un buen susto. Salía de entrenar basquetbol en la Universidad Politécnica Salesiana, ubicada en el norte de Quito y me dirigía a mi casa. Caminé por la av. 12 de Octubre e iba a esperar un bus en la avenida Patria. Cuando pasé por la puerta principal de otra institución universitaria se me acercaron dos chicas y una de ellas tenía un bebé. Me acorralaron contra la pared y amenazándome con un cuchillo, me robaron mis cosas.
Más adelante (de norte a sur), un tipo que vestía jean, buzo con capucha y zapatos blancos deportivos hizo de campana (vigilaba que nadie mire el asalto). Se me llevaron mi mochila negra en la que tenía mis cuadernos, libros y mi flash memory (dispositivo USB). Además, se me robaron mi celular, un MP3 y unos seis dólares que tenía en mi bolsillo.
Los asaltos por el sector es cosa de todos los días. Por lo menos unos 10 conocidos han sido víctimas de asaltos en los alrededores de la universidad. Los sábados en la tarde hay más peligro. En ese día, la av. 12 de Octubre luce desolada y los estudiantes que venimos a la ‘U’ los sábados nos exponemos a los peligros.
Casi nunca hay un policía cerca durante los fines de semana. Por esa razón, los delincuentes están atentos para ‘hacer horas extras’.
La propuesta
Nelson Alcívar / Jefe de Red Amazónica por la Vida de Sucumbíos
‘Falta invertir en el campo’
El problema se soluciona fomentando las fuentes de empleo. Eso hace que los jóvenes salgan de la universidad y no sepan qué hacer. Tenemos que dinamizar la producción, pues la vocación de nuestro país es agrícola. Lo malo es que el campo está abandonado.
Necesitamos más crédito, transferencia de tecnología y mercado. Este último solo ha estado en manos privadas y es un inconveniente. Por ejemplo, si un pequeño productor de banano quiere exportar, no puede hacerlo con facilidad. Lo ideal sería crear una empresa comercializadora del Estado. Así podríamos exponer nuestros productos y venderlos.
La tierra está en manos de un buen sector de campesinos, pero se necesita más apoyo. Esa es una tarea del Estado. Además, la Policía y las Fuerzas Armadas deben profesionalizarse y dedicarse a proteger, obviamente, apegados a la Ley. Así se puede controlar a la delincuencia.
Los consejos
Cómo actuar durante un asalto o secuestro
Cualquiera sea el lugar en el que sufra un asalto, no pelee ni discuta con el ladrón. Este va armado y puede herir o matar a usted y a sus acompañantes para no dejar testigos. Mantenga la calma y trate de no mostrar miedo.
Si es secuestrado no se resista en el momento mismo del hecho, ya que es el instante más crítico. Permanezca callado, proporcione únicamente información que le soliciten o la que a su juicio le conduzca a su liberación.