La ventana estaba abierta y los documentos (licencia, cédula, etc.) regados sobre el piso de la sala. Con esa imagen se encontró Wilmer T. (nombre protegido) al levantarse la mañana del sábado pasado.
Él vive con su esposa y tres hijos en un condominio en el valle de Los Chillos. Antes de dormir, recuerda que percibió un fuerte olor a plástico quemado en el ambiente. “No le dimos importancia. Nos fuimos a descansar y algo nos pusieron para que no nos despertaramos hasta el otro día. De eso se aprovecharon para ingresar y robarse las cosas”.
Los desconocidos se llevaron las herramientas de trabajo de Wilmer T., una computadora, una cámara de fotos y el dinero que su esposa guardaba en la cartera. Luego presentó la denuncia en la Unidad de Policía Comunitaria.
Según las estadísticas del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC), los robos a viviendas se incrementaron en Quito. En los 10 primeros meses del 2011 hubo 2 139 denuncias; en el mismo período del presente año fueron 3 233.
Esto ocurre siete meses después del operativo Avalancha. En este, dos mafias familiares que presuntamente se dedicaban al robo de casas fueron desarticuladas. Los uniformados dijeron que tras esa operación, el número de atracos a domicilios disminuyó en Quito.
No obstante, en un informe de Inteligencia al que este Diario tuvo acceso se hace una revelación. “La labor investigativa ha desarticulado bandas criminales dedicadas al robo de domicilios, pero las mismas se han reorganizado, captando el territorio e integrando a otros delincuentes, lo cual ha generado una nueva dinámica para el cometimiento de delitos”.
Esos datos constan en la tercera página del reporte que fue presentado al Jefe de la Policía Judicial de Pichincha. Según los investigadores, las zonas donde las organizaciones delictivas operan son los valles de Tumbaco, Los Chillos y el norte de la capital. En la Policía se conoce que solo en Sangolquí actúan tres bandas que posiblemente atracan viviendas.
Cada una estaría conformada por cuatro o cinco personas. Dos utilizan vehículos 4×4, mientras que otra un automóvil tipo sedán.
Los uniformados han determinado que las tres bandas operan de dos formas. La primera: ingresan cuando los dueños no están y las horas frecuentes cuando atracan son a las 08:00 y a las 16:00.
En la segunda forma, los armados ingresan a las casas cuando hay personas en su interior. Eso vivió Amelia G. en Los Chillos. Narra que un grupo de encapuchados forzó las seguridades de la puerta mecánica de la vivienda y la sometieron junto a su familia.
“Nadie en nuestro hogar se dio cuenta hasta que ingresaron con pistolas. Nos amenazaron con un cuchillo y nos exigían que les mostremos el sitio donde guardamos las joyas, dinero, oro. También querían ver la caja fuerte, pero no tenemos”, contó la mujer.
Los armados permanecieron media hora en la casa y se llevaron televisores, computadores, joyas y celulares de última tecnología.
Tras el incidente, ella y sus hijos sienten miedo a que los desconocidos regresen. También aprendieron a ser más precavidos en cuanto a seguridades de la casa.
Los robos a escala nacional
Los datos de la Dirección Nacional de la Policía Judicial (DNPJ) indican que los atracos a casas también se incrementaron a escala nacional. Datos de la página web de esa entidad refieren que desde enero hasta septiembre del 2012 hubo 10 761 denuncias. En el 2011 se reportaron 8 609 (ver cuadro adjunto de cifras).
¿Cuáles son los factores que provocan impunidad en los robos y asaltos a viviendas? Según investigadores, uno de los factores que inciden es la falta denuncias de las personas afectadas. Un uniformado de Inteligencia que pidió la reserva dice que el número de denuncias de robos receptados por la Policía en Quito (3 233 de enero a octubre del 2012) representan apenas el 40% de hechos.
A este se suma que las bandas se cuidan para no ser identificadas. Es decir, utilizan guantes de látex, pasamontañas, chompas gruesas y gafas para no dejar huellas.
Así ocurrió en el caso Avalancha. El reporte de Inteligencia de ese operativo dice que para cometer los ilícitos en domicilios, los integrantes de las bandas familiares utilizaban guantes para no ser detectados en la escena del delito.
En las investigaciones también se ha determinado que quienes se dedican a esa actividad delictiva se han tecnificado. Es decir, operan con equipos sofisticados de comunicaciones, vehículos rápidos de alto cilindraje.
Valles aledaños a Quito
En el caso de Wilmer T., gendarmes de la UPC acudieron a su casa en el valle de Los Chillos para reconocer el lugar de los hechos. “Les pedí que personal de Criminalística vaya a mi casa para recolectar huellas, pero me dijeron que ellos estaban en otro sitio donde ocurrió otro suceso”, dice.
En el mismo conjunto habitacional donde vive, otras dos casas también fueron asaltadas en días anteriores. Desconocidos ingresaron en una cuando los propietarios no se encontraban en esta y en otra durmieron a las personas que estaban allí. En los dos hechos se llevaron aparatos electrónicos livianos de transportar (televisores de pantalla plana, computadores portátiles, etc.).
En los registros del OMSC, 180 denuncias de robos a viviendas se reportaron en el valle de Los Chillos y 189 hubo en Tumbaco de enero a septiembre de este año.
Banda desarticulada
En la Policía Judicial de Pichincha se conoce que, en la capital, operan cerca de 20 bandas dedicadas al robo de viviendas.
Seis integrantes de una de estas fueron arrestados el mes pasado en Quito. En un informe policial se menciona que, dentro de la recolección de indicios, los investigadores cotejaron los testimonios de 20 denuncias. En estos se especifica la forma cómo actuaba la supuesta banda.
“Nueve versiones receptadas a personas que fueron víctimas de robo en sus domicilio reconocen plenamente a Jorge C., Wilmer C., Darwin C., y Jefferson C., integrantes de la banda delictiva como responsables de los hechos”, señala el reporte.
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