Los siete cuerpos de los compatriotas que fallecieron en el accidente de tren en España fueron traídos ayer a Ecuador. El vuelo de la aerolínea española Iberia que los transportó arribó al aeropuerto Mariscal Sucre a las 16:40. El féretro con los restos de Diego Fernando Chamorro Pinchao fue el único que se quedó en Quito.
Los deudos de Chamorro no emitieron ningún pronunciamiento y pidieron a los medios de comunicación que no se hicieran videos ni fotografías.
Mario Cadena, subsecretario de la Secretaria del Migrante (Senami), dijo que se ha cumplido con los trámites para la repatriación de las personas que perecieron en el accidente ocurrido en la localidad catalana de Castelldefels, el 23 de junio pasado.
También aseguró que la Embajada de Ecuador en España ha pedido una investigación de los hechos. “Estaremos pendientes para que la indagación sea hecha con agilidad y objetividad”, señaló.
Los otros seis compatriotas fueron trasladados en el mismo avión a Guayaquil, a las 18:00.
En silencio y con tranquilidad, los familiares de los ecuatorianos fallecidos en la estación de tren de Castelldefels, cerca de Barcelona, España, esperaban que los seis féretros lleguen hasta los exteriores de la sala vip de la Base Aérea Simón Bolívar.
En este sitio se preparó un acto litúrgico. La noche fresca hizo que la espera no sea tan pesada. Ellos ingresaron a este recinto militar desde las 19:00. Unas 80 personas se fueron acomodando en las bancas instaladas en esta parte del recinto militar.
Allí estuvieron familiares y amigos cercanos de Rosa María Vivar (Balzar), Claudio Mejía Aguas y Danny Cedeño (Guayaquil), Jhinson Silva (San Luis de Pambil), Franklin Chóez Troncoso (Portoviejo) y Janela Luna Correa (Santa Rosa, El Oro).
Roberto Silva, padre de Jinhson, llegó con 20 familiares en un bus de la cooperativa Express San Luis. Por decisión de la Secretaría Nacional del Migrante y de la Fuerza Aérea Ecuatoriana todos pudieron ingresar.
En el ingreso de la sala se levantó un altar en el que se realizó el Responso Litúrgico, presidido por monseñor Marcos Pérez, obispo auxiliar de Guayaquil.
Cadetes del Liceo Naval y de la Academia Almirante Illingworth formaron un callejón de honor. Dos de los fallecidos estudiaron en esta última institución.
El avión aterrizó en el aeropuerto José Joaquín de Olmedo, a las 18:45. Luego de cumplirse con los trámites legales, los seis féretros fueron transportados, en carrozas fúnebres, a la Base Aérea.
Desde las 20:45, los féretros negros fueron colocados, uno junto a otro. En medio de lágrimas, abrazos y rezos, fueron entregados a sus familiares. La movilización a sus lugares de origen y los costos de los velatorios fueron asumidos por la Secretaría del Migrante.