Una marca quedó grabada en el asfalto de la Panamericana, frente a la empresa Continental Tire Andina, en el norte de Cuenca. Allí la familia de Edwin Barros Velín, de 21 años, pintó un corazón blanco, tras su muerte en una confusa persecución policial.
En ese sitio, la madrugada de ayer se reconstruyeron los hechos ocurridos el jueves 2. La fiscal Margarita Cordero lideró esta diligencia que duró más de siete horas con la intervención de tres peritos de la Policía de Criminalística de Guayas.
También estuvieron los cuatro jóvenes que ese día acompañaban a Barros, los 23 policías que participaron en el operativo, nueve patrulleros, una ambulancia y el vehículo Chevrolet Blazer, placas AFH-806, de propiedad del fallecido.
En medio de la expectativa, los familiares y amigos de los jóvenes presenciaron la simulación. La sucesión de los hechos empezó a las 02:00 en el puente de Guangarcucho, en Challuabamba, al norte de Cuenca.
Un patrullero rondaba la zona. Por allí cruzó en su vehículo Barros (Segundo Cárdenas, uno de los mejores amigos de Barros, quien asumió ese personaje) y sus cuatro acompañantes Alejandro Solís, Antonio Abril, Marcelo Batallas y Juan Bermeo, quienes, supuestamente, habían bebido licor.
La Policía intentó detenerlos, pero Barros aceleró y empezó la persecución. No demoró ni 10 minutos en recorrer alrededor de 8 km hasta la llantera . Allí estuvo Rocío Velín, madre del universitario. Cuando el automotor de su hijo se aproximaba, ella lloró y se puso ansiosa.
“Esto es muy duro, Dios dame fuerzas”, dijo mientras su prima Fanny Velín la abrazaba y le daba aliento “no puedes decaer, Edwin te protege en este momento”. Una cuadra fue acordonada por unos 30 policías del Grupo de Operaciones Especiales.
La familia se ubicó detrás de esa vigilancia. Primero llegó la Chevrolet de Barros que frenó justo sobre el corazón blanco de la calzada. La secuencia continuó con el arribo de los nueve patrulleros (uno a uno) que rodearon el vehículo estacionado frente a la fábrica de llantas.
En el segundo patrullero arribó Juan Carlos A., de 23 años, el principal policía acusado de esta muerte. Según las pruebas de balística, el proyectil de su arma impactó en la cabeza de Barros y le causó la muerte.
Mientras él narraba a los peritos cómo actuó aquel día, desde una distancia prudente, algunos familiares y amigos del joven le gritaban “asesino”, “mentiroso”, “abusivo”’ Los mismos agravios se repitieron cuando le tocó el turno a la subteniente, Dennis Y., quien ese día lideró el operativo en la Unidad de Policía Comunitaria Yanuncay y consiguió interceptar al Chevrolet Trail Blazer.
Rocío Velín y Anabel Barahona, novia de Barros y seleccionada nacional de basquetbol, se abrazaban buscando consuelo. La madre llevaba en su cartera un retrato de su hijo sonriente abrazado con su novia. De momentos, Rocío cuestionaba la reproducción artificial que hacían los policías. El principal sospechoso argumentó que sus disparos fueron al aire y contra la vía.
Pero el abogado de la defensa, Caupolicán Ochoa, insistió que no existe ningún impacto de bala en la calzada. La reconstrucción avanzó hasta las 07:00.
Según la fiscal Cordero, se cumplió con todo el recorrido como presuntamente ocurrieron los hechos y hay elementos importantes. Pero aún quedan varias diligencias por cumplirse dentro de los 60 días que solicitó para la indagación.
Tras la última diligencia, los dos policías (Juan Carlos y Dennis) retornaron al calabozo del Comando de Policía de Azuay, en Cuenca, donde guardan prisión.
Otro Jefe de Policía
Según el abogado, Caupolicán Ochoa, entre las diligencias pendientes está la de recabar las versiones del comandante del III Distrito, Rodolfo Cadena, y del ex jefe Comando de Azuay, Edmundo Merlo.
Merlo fue removido de la cúpula de Azuay la semana anterior por pedido del gobernador, Leonardo Berrezueta, por este caso.
Rómulo Montalvo asumirá el cargo de Merlo. Era comandante en Imbabura.