Al salir de una fiesta, la madrugada del 30 de octubre, Mateo T. no pudo encender su Grand Vitara rojo. Le habían robado el cerebro, el depurador del filtro de aire, el sensor del cigueñal y las bobinas.Él acudió esa noche a la casa de un amigo, ubicada atrás del centro comercial El Jardín (norte de Quito), donde se celebraba una reunión. Recuerda que estacionó el vehículo en el garaje, pero los delincuentes ingresaron; cortaron los cables de la alarma para que nadie se percatara del robo. Al salir de la reunión, encontró la puerta descentrada y, en el motor, los cables del cerebro cortados.
Según la Policía Judicial, el robo de partes de vehículos registró un incremento durante el 2010. Sus estadísticas refieren que, a escala nacional, durante el 2009 se reportaron 4 182 casos, mientras que el año pasado los hechos subieron a 4 490. Pichincha fue la provincia con mayor índice de atracos el año pasado con 2 285 denuncias, seguida por Guayas con 856 y Tungurahua con 263 (observar cuadro adjunto).
Las partes más robadas son las radios, plumas, tapacubos, llantas de emergencia y piezas de motor como cerebro, depurador y distribuidor. Inteligencia ha determinado que los asaltantes se demoran, en promedio, 2,5 minutos en sustraer el radio de un auto.
Mateo T. averiguó los precios de las piezas que le faltaban en las casas concesionarias de vehículos. En estas le informaron que el cerebro le costaría alrededor de USD 1 300, el depurador del filtro de aire USD 220 y cada bobina (son dos) USD 160.
Frente a los altos costos, averiguó, por sugerencia de otro amigo, los precios de los repuestos usados en San Roque (centro de Quito ). Allí, un desconocido le trasladó a “un local donde venden figuras de santos y vírgenes. De allí salió una persona que, por teléfono, solicitó las piezas. Luego dijo que nos trasladáramos a un barrio, en el sur, para recoger lo solicitado”. Por el cerebro, el depurador del filtro de aire y el sensor del cigueñal pagó USD 300. “No tenían las bobinas”.
En el sur de Quito, la Policía ha identificado cuatro sitios de venta: El Camal, Solanda, La Mena y Chillogallo. Los vendedores se las ingenian para camuflar su actividad, dicen los uniformados, consultados sobre ¿por qué no se realizan operativos? “Ellos esconden la mercadería entre otros productos legales y trabajan bajo pedido. El cliente solicita el artículo y le piden que vuelva en una semana para adquirirlo. Hasta se dejan adelantos”, dice un agente de la Policía Judicial de Pichincha.
En esos sectores, un radio valorado en USD 210 en un local legal puede costar USD 80 ó 100.
Pero los sitios de oferta de partes usadas o robadas solo forman parte de la cadena delictiva en el robo de autos, según un oficial de Inteligencia. La Brigada de Automotores de la Policía Judicial conoce que en la capital existen desguazaderos: sitios de desmantelamiento de autos. Sin embargo, “se camuflan como mecánicas”.La Policía Judicial ubica desguazaderos en cuatro zonas: San Roque, Marianitas (Calderón), Quitumbe y Chillogallo.
Para Edwin Merlo, director de la Facultad de Seguridad de la Universidad Javeriana, las bandas que roban autos utilizan a las mecánicas como una estrategia para despistar a la Policía.
En la información de la Policía no se registra el terreno de maleza crecida, en el occidente de Quito. El lugar parece un cementerio de vehículos: las puertas, cajuelas y guardafangos están apiladas. El dueño asegura que ese no es un punto de venta de vehículos desguazados, sino un sitio de venta de partes. “Yo compro piezas de carros chocados y las vendo”, dice.
En Automotores se conoce que los desguazaderos están conectados a cuatro grupos que se dedican al robo de autos en Quito. Un agente señala que dos de ellas operan en el norte, una en el centro y otra en el sur. Un estudio realizado por el Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana muestra que, de enero a junio del 2010, los sitios donde se presentó una alta concentración de robos de automóviles fueron Llano Chico, Cotocollao, Parque Metropolitano y La Mariscal, en el norte, y El Recreo, en el sur.
Efectivos de la Policía Judicial sostienen que los accesoristas (ladrones de radios en la calle) no se relacionan con las bandas que roban vehículos. Según la Brigada de Automotores, en el país no existen bandas dedicadas exclusivamente al robo de piezas de autos. Esa clase de delincuentes, denominados accesoristas, opera de forma individual y propina golpes ocasionales, dice la fuente.
“Operan en el Parque Inglés, La Ofelia, Cotocollao, La Marín y el Mercado Central. En los mercados hay gran cantidad de personas”, dice el uniformado.
Tras instalar las piezas robadas en el Grand Vitara, Mateo T. se deshizo del jeep. “El carro estaba maldito; no quería problemas”.
Quito
Patricio Caluguillín
víctima de la delincuencia
‘Empezamos el 2011 con un robo’
Empezamos el 2011 con el robo de las oficinas de la floricultora donde trabajamos. La finca está en Conocoto (valle de Los Chillos). Los ladrones se llevaron una computadora portátil. El personal trabajó normalmente hasta el mediodía del 31 de diciembre y todo quedó en orden.
Pero el 3 de enero nos encontramos con la novedad del robo. No tenemos ningún sospechoso, pero fue extraño, pues no forzaron las seguridades. La computadora está valorada en 1 680 dólares y tiene información vital sobre la venta de flores y datos importantes de la empresa.
En septiembre del año pasado también fuimos víctimas de otro atraco. Entonces nos robaron tres computadoras de escritorio y tampoco forzaron las seguridades. Esa vez la pérdida fue de casi 14 000 dólares. El sector donde está ubicada la oficina es un lugar propicio para los robos, ya que existen caminos vecinales donde hay poca vigilancia. Sabemos que por el lugar (antiguo camino que conecta a Conocoto con Amaguaña) operan pandillas, pero las autoridades no han hecho nada al respecto.
Esta es la segunda vez que venimos a denunciar en la Policía Judicial. La vez pasada no recuperamos nada, pero al menos la denuncia queda como constancia, para formar parte de las estadísticas de delincuencia en el país.
La propuesta
Fabián Araujo
Especialista en temas de juventudes
‘La solución es estructural’
No se pueden dar propuestas de seguridad, sino se aborda primero lo estructural: la falta de equidad, pues esta promueve la delincuencia y el sicariato. Alguna vez conocí a un joven que decía que la venta de drogas le generaba 20 veces más ganancias que la venta de galletas y caramelos.
Me explicaba que la demanda de los alcaloides es muy grande en la ciudad y el país. Por eso la primera propuesta es hacer un análisis de la causalidad del delito y no solo quedarse en las consecuencias. El Ecuador ahora es un país de inseguridad que ha generado estructuras psicopáticas y de valores.
Luego de tener los resultados de un estudio serio debe intervenir un equipo multidisciplinario que incluya abogados, médicos, psicólogos, antropólogos y profesores. Especialmente ellos son quienes más saben como actúan los niños y adolescentes.
Ellos pueden actuar, junto con la familia, para la creación y para fomentar los valores.