La penetración de los carteles

Los 72 emigrantes -ecuatorianos entre ellos- fueron secuestrados, llevados a un rancho, acribillados y finalmente rematados con un tiro de gracia, por resistirse a servir a Los Zetas. Esa masacre, en Tamaulipas, fue para Ecuador un acercamiento escalofriante a la violencia de México y una pista de la regionalización de ese conflicto.

Los Zetas, ex militares y policías de élite, se disputan con siete agrupaciones de narcotraficantes de ese país (Sinaloa, Tijuana, Juárez, etc.) el negocio de la droga y, en esa espiral, desde hace años extienden sus tentáculos a la región.

México tiene la historia de narcotráfico más larga de América, desde 1920. De hecho, en los sesenta abastecía de marihuana a EE.UU., hasta que una ofensiva del presidente Richard Nixon (EE.UU.), en 1969, desplazó el cánnabis a Colombia. Los narcos colombianos se volvieron poderosos y pasaron al gran negocio: la cocaína, tras desplazar a Bolivia y Perú.

Pero las reglas cambiaron con el Plan Colombia (2000), que en la última década logró la interdicción de rutas marítimas en el Caribe. Entonces, los grupos colombianos (en los noventas ya habían sido desarticulados los carteles de Medellín y de Cali) perdieron fuerza. Eso hizo que los mexicanos se volvieran fuertes, al tomar el control del tráfico por la ruta de Centroamérica.

Ahora, el bastión de los carteles de México no radica en la producción de cocaína, que sigue en Perú y Colombia, sino en la red de rutas desde América del Sur hasta EE.UU. Con su disputa los carteles ya han segado 30 000 vidas.

En ese contexto, no causa consuelo saber que los carteles mexicanos no tienen grupos asentados en Ecuador. ¿Acaso los requieren? Por este país circula la droga que ellos demandan, con las mafias que ellos dominan.

La tragedia de Tamaulipas muestra solo otra arista de esa penetración: el reclutamiento de sicarios y mulas. ¿Cómo los emigrantes terminaron en manos de un cartel? O ¿acaso fue casual que fueran secuestrados en una ruta de la droga? La estrategia de esconder la basura bajo el tapete no sirve para esclarecerlo.

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