Operativos élite no frenan delitos

Los controles en la avenida Simón Bolívar (sur de Quito). Tres uniformados revisan los  documentos de los pasajeros de un autobús. Foto: EL COMERCIO

Los controles en la avenida Simón Bolívar (sur de Quito). Tres uniformados revisan los documentos de los pasajeros de un autobús. Foto: EL COMERCIO

Las cerca de 27 subametralladoras HK (Heckler & Koch) que permanecían en los rastrillos de la Comisión de Tránsito del Guayas (CTG) fueron entregadas ayer a los grupos élite de la Policía que patrullan en Quito, Guayaquil, Cuenca, Esmeraldas y Manta .

El traspaso es parte de un convenio interinstitucional entre la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) y el Ministerio del Interior. A través de este, la CTE recibirá de la Policía, en los próximos días, un centenar de pistolas modelos Glock y Pietro Beretta, para el uso de los vigilantes durante labores de patrullaje en las vías.

Según José Serrano, ministro del Interior, el armamento servirá para reforzar los operativos del Plan integral de lucha contra la inseguridad. En la ceremonia de entrega también estuvieron el comandante general (e), Wilson Alulema, y Ricardo Antón, director nacional de la Agencia de Tránsito y Transporte Terrestre.

En 15 días los agentes de los grupos élite recibirán el armamento. Ricardo Antón, director ejecutivo de la Agencia Nacional de Tránsito, dijo que los fusiles entregados a la Policía permanecían almacenados desde hace más de 15 años. “¿Qué tiene que hacer un vigilante de la CTE con una subametralladora en la calle? Un revólver es más adecuado para que un vigilante pueda proteger su vida o proteger la de otros”.

El Plan Integral es una de las medidas que ha implementado el Gobierno para combatir a la inseguridad. A este se suman los patrullajes que realizan los uniformados de las FF.AA., desde el 2 de octubre del 2010 en las zonas consideradas vulnerables.

Para el uruguayo Juan Rial, experto en seguridad y Fuerzas Armadas, el incremento de la delincuencia no se soluciona con los patrullajes de militares y agentes de los cuerpos de élite de la Policía. “Es una medida que genera un impacto mediático”, dice.

El experto señala que, ante la presión que ejerce el crecimiento de la inseguridad sobre las autoridades encargadas de ese tema, se aplican todas las medidas que se encuentran a su alcance. “Con el hecho de ver personas uniformadas en la calle, la gente se siente tranquila pese a que desconoce los índices reales sobre delitos”.

Agrega que la capacidad de patrullaje que tienen los policías y los militares es escasa para controlar el incremento de los delitos. “Si asaltan un banco, los delincuentes esperan que en un momento determinado ningún uniformado patrulle la zona y huyan. La capacidad de la Policía es escasa (por la falta de agentes)”.

Un ejemplo de aquello es el asalto a un blindado que transportaba dinero de la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT), en las avenidas Gaspar de Villarroel y Amazonas (norte de Quito). Los desconocidos interceptaron a los guardias de seguridad en motocicletas y los amedrentaron con armas de fuego. El hecho ocurrió a las 09:00, en un sector donde circulan policías en motocicletas.

En Guayaquil, la ola de inseguridad no se ha frenado con la presencia de uniformados de los grupos de élite y los militares. La noche del sábado pasado un agente del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) fue asesinado mientras se movilizaba en su camioneta por la vía Perimetral (sur de la ciudad). Según testigos, dos desconocidos dispararon siete veces contra él. Una mujer que lo acompañaba en el vehículo fue herida.

El 31 de mayo, una banda asaltó a los pasajeros de un bus de la cooperativa Transportes Ecuador que se dirigía a Guayaquil. En medio de la oscuridad bajaron a las personas y les despojaron de sus pertenencias. En tres horas, los delincuentes se llevaron lo que pudieron y se conoce que un niño habría participado en el atraco.

El nicaragüense Roberto Cajina, consultor civil en Seguridad y Defensa, dice que la efectividad de los patrullajes conjuntos entre militares y policías es relativa. A su juicio, “la medida plantea la desnaturalización de las instituciones, lo cual significa militarizar a la Policía y viceversa”. Añade que eso podría afectar el límite entre defensa y seguridad pública.

“El narcotráfico no es un tema militar, sino de seguridad pública. Al desnaturalizar el problema, lo que se deriva es que a la lucha contra las drogas se le otorgue un carácter militar”.

Los operativos

En el país se desplegarán 600 uniformados de élite y en Quito estarán 160.
El ministro José Serrano dijo que la inversión para los operativos de seguridad es de USD 200 millones. El dinero se invertirá en "infraestructura, dotación de radios, celulares, repotenciación de armas y vehículos".

Los patrullajes de los grupos de élite comenzaron, en Quito, el 23 de mayo pasado. Estos forman parte del Plan integral de lucha contra la inseguridad.

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