Sesenta pares de zapatos de mujeres que fueron asesinadas por sus convivientes, novios, ex esposos, padres o padrastros fueron puestos ayer sobre una tarima negra, en el centro de Guayaquil. Sobre estos, en pequeñas hojas de papel blanco, estaba impresa la breve historia de cada muerte o crimen.
Encima de unos mocasines escolares decía: ‘Niña de 8 años que murió por los puños y puntapiés que le dio su padre que golpeaba a su mamá’. En cambio, arriba de unos tacones oscuros rezaba la frase: ‘Blanca, de 40 años, asesinada por su novio’. Y sobre unas zapatillas : ‘Niña de 10 años envenenada por su padre luego de impedir que maltratara a su mamá’.
Frente a la tarima, en la calle Lorenzo de Garaicoa, estaban manifestantes que llevaban carteles contra el femicidio (crimen por odio a la mujer). 50 organizaciones civiles se unieron para entregar un manifiesto para que se incluyera a este delito en las reformas al nuevo Código Penal.
“A todos nos une el dolor de haber perdido una mujer en nuestras familias”, dijo sobre la plataforma Tatiana Ortiz, directora del Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam). Frente a ella se levantaban pancartas con mensajes: ‘Hasta que la muerte nos separe, si él no te mata primero’, ‘Basta de impunidad en casos de mujeres asesinadas con crueldad’ y ‘Muchas mujeres mueren por políticas irresponsables, no permitas que tu Constitución sea cómplice’.
Antes de llegar a la tarima, los manifestantes recorrieron 12 cuadras por la avenida Nueve de Octubre. Desde las 14:00, se escuchaban vivas contra el machismo y el femicidio. “Quien te ama no te mata”, “No más violencia contra las mujeres, no más muerte sólo por ser mujer” y “No nos callaremos, no nos callarán, hay casos de mujeres asesinadas con crueldad” eran algunas de las barras que gritaban.
Mientras avanzaban, los manifestantes recogían firmas para apoyar el manifiesto. “Entre el apoyo de miembros de las organizaciones, familiares de víctimas y transeúntes, superaron las mil rúbricas”, manifestó Ortiz.
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Sobre la tarima, estaban representantes de los diferentes poderes del Estado. Entre ellos, Vicente Taiano, asambleísta del Prian y Gina Godoy, legisladora de Alianza País. Como representantes de la Asamblea Nacional, ellos recibieron el manifiesto. Además una solicitud de audiencia para exponer la importancia de que se tipifique el femicidio como delito autónomo en el nuevo Código.
Godoy destacó que la iniciativa cuenta con la aceptación de seis de los 11 asambleístas que integran la Comisión. Taiano dijo que el manifiesto tiene el apoyo de su bloque (7 votos). Para que se incluya al femicidio en la reforma, la mayoría de los 124 asambleístas deben apoyar la propuesta.
Mientras tanto, los familiares de las víctimas señalaron que seguirán luchando. Reina de R., tía de María Fernanda F. –quien fue asesinada a martillazos por su ex novio-, espera que se efectivice la boleta de captura que tiene contra el presunto asesino. “Si la sociedad está unida, las autoridades se van a sensibilizar en este tema”, dijo.
También citó a los casos de Mercy que fue asesinada por su ex conviviente y dejó en la orfandad a tres niños. O el de Bella que a los 17 años la mató su ex novio. Además el de Jeanette que murió por los brutales golpes de su conviviente. Y así casi 20 000 denuncias por violencia contra la mujer que fueron interpuestas este año en Guayaquil y esperan justicia.
La violencia aumenta
María A. abandonó a su esposo hace tres meses luego de que este la golpeara en su vivienda, en el centro de Quito. “Le reclamé porque desde hace un año no trabajaba y se pasaba acostado todo el día. Me dio golpes en la cara y en el cuerpo. Ya estaba cansada de esa situación”.
Ella casi pierde su ojo por las agresiones; puso la denuncia, pero él no fue detenido, porque ella no tenía boleta de amparo de la Comisaría de la Mujer. “Antes solo me insultaba y me maltrataba psicológicamente, pero no me imaginé que iba a ser capaz de golpearme”, relata la mujer, quien ayer llegó a la Plaza Bolívar de Quito para decir “basta”.
Al pie del monumento a Simón Bolívar, en el centro de Quito, decenas de víctimas se concentraron en el Día Internacional de la No Violencia a la Mujer. Uniformados hombres y mujeres del Departamento de Violencia Intrafamiliar la Policía Judicial (Devif) entregaron flores, dípticos y escarapelas con mensajes contra la violencia de género. En voz baja, Rosa S. relataba que ha crecido en un entorno de agresividad.
“Mi hermano le insulta y golpea a mi madre, que es adulta mayor. Mis primas y hermanas son agredidas por sus parejas. Es difícil vivir así”, narraba mientras llevaba de la mano a su nieta, de 3 años.
“Hay que frenar la violencia y no tenemos que demostrar nada. Somos capaces de desempeñar cualquier tipo de tareas, hay que tener un cambio de conducta”, dijo al micrófono Marcela Costales, viceprefecta de Pichincha, quien en su discurso refirió que en el país 8 de cada 10 mujeres sufren de algún tipo de violencia.
Giovanna Cadena, jefa del Devif, hizo un llamado a las mujeres para que denuncien, sin temor, si son víctimas de maltrato intrafamiliar. A su juicio, “ese miedo que sienten las víctimas hacia los agresores genera impunidad”.
Un estudio realizado por la Comisión de Transición hacia el Consejo de las Mujeres y la Igualdad de Género refiere que las denuncias por violencia intrafamiliar contra las mujeres se incrementaron en los dos años anteriores, a escala nacional. En el 2009 hubo 63 387 casos, mientras que en el 2010 se reportaron 68 603.
Puntos de vista
Cinthia Bodenhorst / ONU Mujeres
Necesitamos que los hombres se involucren
La violencia contra la mujer es una pandemia mundial. Hay países donde esta no es considerada un delito. En Quito, el 68% de las mujeres han sufrido algún tipo de abuso o acoso sexual. Esta pandemia tiene que eliminarse y dejar de afectar al 52% de la población mundial. La igualdad no se da sola. Sin que los hombres se involucren, esa equidad es imposible. Necesitamos que los hombres se conviertan en garantes de los derechos de las mujeres para que esto cambie de una vez.
Liliana Durán / Foro de la Mujer
Este es un problema de
salud pública y de DD.HH.
El machismo ha generado un mal manejo del poder. Llevamos más de 30 años en lucha contra la violencia intrafamiliar, como un problema social de salud pública y de DD.HH. Faltan políticas públicas. El proyecto del Código Integral Penal debe tipificar el femicidio como delito autónomo. El Estado debe capacitar y sensibilizar a los funcionarios de justicia en temas de género y de violencia contra las mujeres, como un proceso sostenido de mejoramiento del servicio público.