El tiroteo fue letal. La bala impactó en la cabeza de Emilia (nombre protegido) y la niña de 12 años murió de inmediato. El hecho, que ocurrió a las 23:00 del lunes, en el centro de Cuenca, conmocionó a la ciudad, pues no hay antecedentes como este.
Testigos dicen que esa noche, un desconocido, que llegó en un auto con vidrios polarizados se paró frente a Emilia y a otros cuatro adolescentes y descargó siete tiros. El escenario: las calles Honorato Vázquez y Luis Cordero (sector de La Merced).
Esta zona es conocida por el expendio incontrolado de droga durante las noches y los fines de semana. Ayer, la madre de Emilia no paraba de llorar afuera de la morgue. Se tapaba el rostro con sus manos. Emilia era su penúltima hija. Tenía seis.
A media mañana, hermanos, abuelos, vecinos y amigos, indignados, comentaban la tragedia. La mujer sacó fuerzas y se dirigió a la Fiscalía a poner la denuncia.
La gente que vio a Emilia comentaba que esa noche, la niña llegó al lugar del tiroteo con su hermana de 21 años y que debía sacar ropa de la vivienda que rentaban en el lugar. Hace cinco días, cambiaron su residencia a otra zona de la ciudad, por lo que poco a poco sacaba sus pertenencias.
Entre el miedo por represalias, los vecinos contaban que en el sitio de crimen en las noches se ubican por lo menos 20 vendedores de droga al menudeo. Dicen que entre ellos hay jóvenes y niños, que son utilizados para la comercialización. Un agente de la Policía Especializada en Menores (Dinapem) dice que incluso hay caso en los que participan hasta los padres. Cuando las cinco jóvenes esperaban un taxi para dirigirse a su hogar, llegó el auto que transportaba a dos desconocidos.
El auto frenó frente a las dos hermanas, un primo y dos amigas.
El acompañante del conductor, sacó un arma y disparó. La hermana identificó al presunto autor como Johnny O., un hombre alto, que vive por la misma zona, y a su acompañante de nombre Paúl.
Los vecinos dicen que los dos se dedican a la venta de alcaloides.
En las noches, la zona carece de policías, pese a que todos conocen de este tipo de delito, la gran cantidad de centros nocturnos (bares, discotecas, hostales) y la concurrencia de jóvenes.
Una vecina, quien por seguridad no dio su nombre, contó que hace dos meses se registraron dos balaceras en una misma semana, “pero como no hubo heridos ni muertos no se conocieron estos incidentes”. Advierte que “la Policía llega solo al momento de la confusión y luego quedamos a merced de gente peligrosa”.
La noche del lunes, durante los disparos, el primo de Emilia, Jonathan (16 años) y las dos amigas, ambas de 15 años, corrieron tras un árbol y las bancas del sitio. Allí se protegieron. La joven narró que su hermana se escondió detrás de ella y cuando intentó correr a otro sitio fue alcanzada por una bala.
El proyectil ingresó por el occipital izquierdo y traspasó al derecho. La niña cayó ensangrentada al piso y su hermana la trasladó en un taxi al Hospital Vicente Corral Moscoso. En una hora falleció, confirmó Fernando Figueroa, médico del área de Emergencias.
Emilia cursaba el sexto de básica en la escuela. Su madre Graciela C. no encontraba consuelo. Familiares le proporcionaron agua endulzada para controlar sus nervios, dolor y desesperación.
La familia de Emilia dice tener identificado al presunto autor, pues afirman que hace unos cinco meses también disparó e hirió a otro primo de Emilia.
En esa ocasión, la bala se albergó en una costilla. El adolescente fue operado y los médicos le salvaron la vida, narró Franco, familiar de los afectados.
Tras la autopsia, el médico legista, Jaime Pacheco, informó que la menor de edad murió por fractura de la base del cráneo y explosión interna del cerebro.
Por eso, según Figueroa era imposible salvarle la vida.
El cadáver fue trasladado a una casa de velaciones y su sepelio está previsto para hoy.
Ayer, la Policía Judicial de Azuay centró su trabajo en buscar al supuesto autor y hasta el cierre de esta edición no era detenido.
Los agentes montaron un operativo por toda la ciudad.
Según los vecinos de La Merced, los vendedores de droga se ubican a lo largo de la calle Honorato Vázquez, desde la Antonio Borrero hasta la Mariano Cueva (cinco cuadras). También se utilizan algunas calles aledañas.
Para evitar ser sorprendidos por la Policía -dicen los moradores- esconden las fundas con los estupefacientes en los árboles, ventanas de las viviendas, bancas de los parques o cualquier espacio que pasa desapercibido, contó una vecina del sector, quien por seguridad prefirió no dar su nombre.
Otros lugares conocidos por este tipo de delitos y vulnerable a conflictos son la Plaza del Arte, Nueve de Octubre, sector de la Terminal Terrestre y Totoracocha, principalmente. Sus habitantes aseguran que la Policía realiza sólo operativos esporádicos.
Los vecinos piden que el caso de la menor se aclare y que no se vuelva a repetir. En medio del dolor, su madre pedía que esta muerte no quede impune.
La cronología
27/05/2007
El niño Marco D., de 9 años, falleció en el centro de Guayaquil. Según testigos, el menor fue impactado por una bala perdida al cruzar en medio de una balacera.
20/02/2009/
En Guayaquil, Luis Y., de 12 años murió de un tiro. Los familiares del niño dijeron que murió en una persecución entre secuestradores y policías.
23/01/2012
Jaime B., de 14 años, recibió el impacto de una bala perdida afuera de su casa en la cooperativa Flor de Bastión (Guayaquil). Antes de morir permaneció en coma.
05/02/2012
Un niño fue herido de bala en el cuello mientras jugaba en una de las calles del barrio Isla Trinitaria (Guayaquil). La agresión ocurrió tras la discusión de dos hombres.
06/02/2012
En medio de una balacera registrada en el Centro Histórico de Cuenca falleció la niña Karen H., de 12 años. Según testigos, un hombre abrió fuego desde un auto.