Los familiares de las ocho personas fallecidas en un supuesto asalto, en una farmacia del norte de Guayaquil, realizan un plantón para evitar que la sociedad olvide el hecho.
Fotografías de los fallecidos, ramitos de flores y velas encendidas fueron colocadas sobre la acera para el plantón. La hija de Dolores Vélez, una de las viudas, quedó de tres meses de edad cuando su papá falleció. La niña entregaba volantes esta mañana.
Su madre rechaza la idea de que el día del incidente se realizaba un operativo policial. Vélez prefiere llamarlo “una cita concertada con la muerte”. Actualmente el caso es estudiado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la Justicia local no se señaló culpables. Vélez cursa el quinto año de la carrera de derecho; en cambio, Dolores Guerra, otra de las viudas, ya se graduó de abogada.
El hijo de esta última ya tiene 13 años y prefirió no asistir, por primera vez, al plantón. A diferencia de Vélez, el cuerpo del esposo de Guerra nunca le fue entregado. Para ella, los exteriores de la farmacia es la tumba de su esposo. “Es decepcionante saber que han pasado nueve años sin culpables”, expresó. El plantón durará hasta las 12:00.