Una motocicleta Suzuki modelo GN 125 negra fue una de las pistas que conectó los asesinatos de dos policías, a principios de enero pasado, en diferentes sectores del Suburbio de Guayaquil.
Fue esa motocicleta, un modelo bastante común en la ciudad, la que los victimarios del policía Christian Granizo le arrebataron al gendarme de 26 años.
Ante la resistencia del uniformado, uno de los supuestos delincuentes le disparó en la cabeza. Granizo falleció horas después.
Según un detallado reporte de la Policía Judicial, en el crimen del gendarme estaba involucrada una organizada banda dedicada al robo de motos, en Guayaquil, y su posterior comercialización en las ciudades de Esmeraldas.
“Esta banda aprovechaba que los ciudadanos se movilizaban hacia sus trabajos. Una vez cometido el robo, conducían las motos hasta un domicilio, desde donde las trasladaban hasta una cooperativa de transporte interprovincial, para su envío a Esmeraldas. Allí las compraba un cachinero, por USD 300 cada una”, detalla el informe policial.
La Policía halló la moto robada en la vivienda de Josué O., durante una serie de allanamientos. Este fue detenido junto con otras tres personas aprehendidas en varios sectores de Esmeraldas.
Según las investigaciones de la Policía, otro supuesto miembro de esa banda era Jaime A., quien fue detenido, por su presunta autoría en el crimen del policía Cristian Cúñez, ocurrido la mañana del pasado 12 de enero.
El robo de motocicletas es uno de los delitos más frecuentes en Guayaquil. Según registros de la Unidad de Delitos Contra la Propiedad, cada semana llega un promedio de seis denuncias. Sin embargo, un agente de la Unidad de Automotores de la Policía Judicial del Guayas menciona que son muchos más los robos, pero que no se denuncian.
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Un informe oficial señala que entre enero y abril de este año se han registrado 524 robos de motos en Guayas (ver estadísticas).
Samuel M. es una de las recientes víctimas. El miércoles pasado realizaba una transacción bancaria en pleno centro de la ciudad cuando desconocidos se llevaron la moto Suzuki con la que labora como mensajero. “No me demoré ni cinco minutos en el trámite. Cuando salí la moto ya no estaba donde la dejé estacionada”.
Nelson Villegas, jefe provincial de la Policía Judicial, manifiesta que hay bandas bien organizadas que operan en dos frentes: en el robo de motos y en el cometimiento de atracos a conductores y asesinatos del tipo sicariato, delitos para los que utilizarían los vehículos sustraídos.
El martes pasado, durante un allanamiento en un sector de la vía Guayaquil-Santa Elena, los agentes decomisaron pertrechos militares y una moto Honda de alto cilindraje, perteneciente a una presunta banda de asaltantes de carreteras. La Policía relacionó a uno de sus miembros con el asesinato de otro policía, el sargento Adolfo Cedeño, quien fue encontrado baleado dentro de su auto en un tramo de la vía Playas-Guayaquil, el pasado 7 de mayo.
Para ser comercializadas ilegalmente, las motos robadas pasan por un proceso similar al utilizado con los autos robados.
Muchas de las motos recuperadas pasan por una revisión previa antes de ser devueltas a sus verdaderos propietarios. Uno de esos peritajes lo hace el Servicio de Investigación de Accidentes de Tránsito (SIAT) de la Comisión de Tránsito del Ecuador.
El teniente Fernando Moreira, uno de los 25 técnicos a cargo de esas revisiones en Guayaquil, explica que las motos más apetecidas por los delincuentes son las de bajo cilindraje. “Son las denominadas panaderas, modelos livianos, más baratos y fáciles de transportar”, dice el técnico.
Moreira indica que un promedio de 16 motocicletas diarias son remitidas por disposición de fiscales y jueces, para que se determine su verdadero propietario. La revisión se realiza mediante el proceso denominado de revenido químico.
Con este sistema se verifica si la numeración de fábrica ha sido alterada por alguna acción manual o química. “Las motos de bajo cilindraje son buscadas por los delincuentes porque las pueden comercializar ilícitamente con más facilidad, como de segunda mano”, asegura Moreira.