Un mensaje enviado desde un teléfono celular alertó a la Policía sobre las tres muertes. El empresario Jaime Vega de la Cuadra y sus dos hijos, de 25 y 29 años, fueron encontrados sin vida en la segunda planta de su vivienda, en Cuenca.Tras conocer este hecho, los agentes acordonaron el lugar con cintas amarillas y se prohibió el ingreso de la gente. Los cuerpos fueron levantados a las 23:00 del lunes, luego de que los policías tomaran las huellas dactilares y recogieran evidencias.
Pese a la hora, los curiosos seguían en las afueras de la casa y allí se conoció que la esposa del empresario también está desaparecida desde el pasado viernes.
Hasta ayer, no se sabía exactamente las razones de las muertes, aunque se tejieron hipótesis.
El fiscal de Azuay, Hernán Flores, dijo que de acuerdo con las primeras investigaciones no se descarta que las muertes hayan ocurrido a las 11:00 y que uno de ellos disparó en contra de los dos y que luego se suicidó.
El funcionario contó que junto con la Policía, falsearon las seguridades del inmueble y que al entrar en el vestidor encontraron botellas con licor.
Un vecino del lugar dijo que no había escuchado nada durante el día. “Todo fue normal. Esta familia vivía más de 10 años en el barrio y eran personas cordiales”.
Los familiares de los fallecidos prefirieron no pronunciarse sobre lo sucedido. En el lugar también estaban algunos empleados del negocio que manejaba la familia. Vega de la Cuadra era propietario de Palacio de la Suerte Monsalve, en donde se comercializan revistas, lotería, libros, etc.
Tiene tres locales y otros espacios de venta en centros comerciales. Una de las trabajadoras, que habló con la condición de que no se revelara su nombre, contó que lo único extraño fue que el almacén donde laboraba Jaime Vega de la Cuadra no atendió al público anteayer, lo que si ocurrió con otros dos almacenes.
“No sabíamos qué estaba pasando y por un familiar nos enteramos de este hecho”, dijo una empleada. Y añadió: “Los señores eran buenos y nunca vimos nada raro”. El jefe de la Policía Judicial de Azuay, Rómulo Montalvo, dijo que el empresario ahora fallecido reportó el viernes la desaparición de su esposa. Las investigaciones determinaron que esa tarde, la mujer cargó gasolina en uno de los surtidores de la ciudad y utilizó una tarjeta de crédito.
La Policía descarta que se trate de un secuestro, porque desde el viernes nadie ha recibido llamadas pidiendo rescate.
Según Montalvo, los familiares de la mujer indicaron que ella estaba endeudada en USD 1 millón y que el mismo viernes realizó un depósito de USD 33 000 en una cooperativa de la ciudad.
Entre enero y febrero pasados se registraron tres muertes violentas en Cuenca. Allí consta el caso del vicepresidente de la Cámara de Comercio, Fausto Malo. El pasado 11 de febrero, dos desconocidos, cuyos rostros estaban cubiertos con pasamontañas, lo asesinaron con dos tiros en el corazón.
En ese entonces, la Cámara de Comercio de Cuenca emitió un comunicado sobre este caso. En el documento exigieron a las autoridades nacionales, en especial al ministro de Interior, Alfredo Vera, más seguridad. Dijeron que el 5 de enero, Malo se reunió con Vera para pedir por la seguridad de comerciantes y ciudadanía.
En las redes sociales también había consternación por la muerte de Malo y por la violencia en la ciudad. Luego de ese hecho, el ex director del Consejo de Seguridad Ciudadana, Felipe Camacho, dijo que la ciudad dejó de ser tranquila. “La violencia civil y los homicidios han aumentado”.
Ahora, el gobernador de Azuay, Leonardo Berrezueta, descartó que la muerte de los tres hombres sea un hecho vinculado con la delincuencia. Esa hipótesis tomó fuerza en las redes sociales. Por ello, el funcionario pidió que no se desinforme ni se generen falsos rumores. Incluso dijo que podían ser llamados a la Fiscalía a testificar sobre sus comentarios.
En medio de estas investigaciones, los resultados de las autopsias de los tres familiares no estaban listas hasta el cierre de la edición.
Los cuerpos permanecían en la morgue del Hospital Vicente Corral Moscoso, a donde fueron llevados por personal que opera en el servicio de Criminalística.