Testimonio. Hernán Suntaxi. Víctima de la injusticia en Quito.
Yo trabajaba como técnico en una empresa estatal de telecomunicaciones. En febrero del 2003, se reportó una denuncia de un supuesto baipás telefónico (fraude en llamadas telefónicas internacionales) que había causado un perjuicio de USD 400 000.
[[OBJECT]]Hasta ese momento, yo me había desempeñado en mi trabajo con tranquilidad e incluso realicé varios cursos de capacitación y obtuve mi título como técnico superior en Operación y Mantenimiento de Redes Telefónicas, pero mi vida cambió lamentablemente luego de que me detuvieron.
Estuve aprehendido en el ex penal García Moreno por un período de dos años y ocho meses. Luego, la primera Sala de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia dictaminó mi inocencia cuando presenté el recurso de casación.
La Justicia no probó la existencia de infracción y peor aún mi responsabilidad en ese delito. Sin embargo, pese a que fui declarado inocente, las cosas no volvieron a ser como antes. El problema radica en que existen muchos prejuicios y yo me siento rechazado cuando se enteran de que estuve detenido en la cárcel.
Las otras personas que fueron detenidas junto a mí salieron al poco tiempo, pero lo triste fue que yo sí me quedé bastante tiempo tras las rejas. Ahora, luego de que fui absuelto, he decidido plantear una demanda al Estado ecuatoriano por USD 10 millones.
Mi objetivo es recuperar mi honra luego de lo que me sucedió y sacar adelante a mi familia. Incluso traté de regresar a la empresa de telecomunicaciones en la que trabajaba, pero no me han hecho caso y desistí de hacerlo.
Desde el 2010, mi demanda contra el Estado se encuentra en fase de pruebas. Incluso envié una carta al presidente de la República, Rafael Correa, pero no he recibido respuesta.
Una de las cosas que más me dolió es que me acusaron sin fundamentos. Solo se basaron en conjeturas y suposiciones. En el juicio solo mostraron un pedazo de cable que supuestamente habían encontrado en un edificio en el norte de Quito y dijeron que yo había creado las líneas telefónicas para habilitar el baipás.
Ahora, luego de que planteé una demanda al Estado, mi caso no ha avanzado porque la justicia es lenta. Esta situación marcó mi vida y la de mi familia, pues mi esposa tuvo que salir a trabajar como lavandera para subsistir.
Ahora, yo me desempeño como guardia de seguridad y mi situación es complicada. ¿De qué me sirvió prepararme en Francia en Telecomunicaciones, si no consigo empleo? Ojalá esto cambie.