Me acuerdo que era domingo, porque yo iba a un curso de corte y confección que se dictaba ese día. Siempre tengo cuidado cuando voy al Mercado Amazonas, centro de Ibarra, a realizar las compras, porque todos comentan que se ha vuelto una zona peligrosa.Sin embargo, el día en que me atacaron unos desconocidos iba desprevenida, porque no llevaba nada a mano. Solo pasaba por la puerta del mercado. En el momento menos pensado, un hombre me haló los aretes de oro.
Habían sido dos hombres los que me seguían. Me di cuenta de sus intenciones segundos antes y me protegía las orejas con las dos manos. Pero ya fue tarde, uno de ellos me arranchó uno de los colgantes. Me sorprendió que no me lastimara las orejas, aunque me quedó doliendo mucho.
Parece que los arranchadores de aretes tienen la habilidad de desabrochar los seguros antes de que una reaccione. Aunque he visto en las noticias que a otras víctimas les rompen las orejas para llevarse los pendientes. Eso es terrible. Les dejan sangrando.
Luego las dos personas desconocidas corrieron. Yo no tuve ni ánimos para seguirles ni poner la denuncia. Cuando le sorprenden así, una queda temerosa y media traumada. Luego tenía temor de salir a la calle. Uno tiene la idea de que todos quisieran hacer daño.
Lo peor es que por un tiempo preferí no volver a usar aretes ni cadenas. A las mujeres nos gusta comprarnos joyitas para andar mejor presentadas, porque somos vanidosas. Pero cuando le pasa algo así como a mí, preferimos tenerlas guardadas en casa.
Los aretes que me robaron costaron USD 50. Yo sé que no es mucho dinero, pero molesta perderlos de esa manera, en manos de gente abusiva.
Lo más seguro es que lo habrán vendido ni en la mitad del precio, seguramente para satisfacer algún vicio. Yo no quise poner la denuncia, porque me pareció que era imposible recuperar el arete. Dejé las cosas en manos de Dios. Hasta ahora tengo el otro arete que no se llevaron. Como me gustaba mucho lo convertí en un dije que ahora lo tengo colgado en una cadena, que de vez en cuando me pongo para ir a alguna reunión.
Pienso que si a mí me robaron de esa forma, qué ocurrirá con las niñas y las jovencitas que usan alguna joya fina. Por eso es que yo recomiendo mejor usar bambalinas o no ponerse nada. Los desconocidos son gente inescrupulosa que no le importa agredir a una persona, así sea una menor de edad, para llevarse algo. He oído que hasta les roban los útiles escolares, calculadoras y celulares. Ahora toca andar con mucho cuidado por donde se camina.