Cuando Marcelo T. se dirige a al barrio Jaime Roldós, del noroccidente de Quito, para repartir confites en su camioneta, alista USD 5. “Acá te piden ‘peaje’ para cuidarte”, dice.
Los propietarios de locales comerciales de ese sector relatan que los vehículos proveedores de alimentos, bebidas y otros artículos son víctimas de asaltos. Según el Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana, quienes se dedican a este delito se los conoce como paveadores. Entre ellos están las personas que roban mercaderías, alimentos y electrodomésticos de los baldes de los vehículos que circulan por lugares concurridos y mercados.
El domingo pasado, siete personas que supuestamente se dedicaban a esa actividad fueron detenidas en la parroquia El Quinche (periferia del nororiente de Quito). Un agente de la Policía Judicial informó que los aprehendidos presuntamente se sacaban las compras de las camionetas y arranchaban carteras y joyas. La Policía dice que pese a las evidencias, solo dos de las siete personas recibieron prisión preventiva. A esa clase de delincuentes también se los llama descuideros: roban cuando la víctima se distrae.
En la Policía Judicial se indicó que alrededor de 15 bandas se dedican a esta actividad en la capital. Según el Observatorio, la zona donde se ha reportado la mayor cantidad de casos es el tramo sur de la avenida Mariscal Sucre, entre Chillogallo y Los Dos Puentes. Moradores que viven en El Pintado refieren que, en los días de feria, un grupo de desconocidos roba los alimentos u otros artículos de las camionetas.
“Suelen sustraerse las compras del mercado. A veces se llevan electrodomésticos como televisores”, dice un agente de la Policía, quien alerta que estos robos son frecuentes en los semáforos.
Un hombre relata que una vez vio, cerca de la av. Mariscal Sucre y Michelena, a un hombre que se robó un colchón. “Lo lanzó a la calzada y se lanzó sobre este. Lo subió a sus espaldas y se fue”.
Una mujer que trabaja en las inmediaciones del Mercado Central (centro), relata que los vehículos proveedores también han sido atracados. “La semana pasada fue asaltado un vehículo que llegó a una panadería con levadura”.
Lo mismo es recurrente en el Comité del Pueblo y en los alrededores del mercado Iñaquito (norte de Quito). El propietario de un negocio de la zona señala que los ladrones buscan vehículos que distribuyen productos de alta demanda. “Están pendientes de los que reparten gaseosas, cervezas, etc. Una vez trataron de llevarse unas jabas de colas, pero nos dimos cuenta y huyeron”.
En El Camal (sur de Quito), los delincuentes operan en el semáforo de las calles Gualberto Pérez y Juan del Valle, dice una mujer que tenía su negocio en ese lugar y se fue por la inseguridad.
Según un agente de la PJ, los descuideros también pueden actuar en motocicletas y autos. “Dos personas se mueven en motos permanentemente detrás del camión. Ellos buscan la clandestinidad para romper los candados”.
Los delincuentes que se movilizan por la ciudad en automóviles y asaltan a transeúntes que llevan computadores, celulares, etc. son los que roban a los camiones proveedores, dice el agente. Estos pueden ser identificados porque se movilizan en grupos de cuatro y cinco personas por la ciudad.
En la Jaime Roldós, los vecinos admiten los robos. Según el Observatorio de Seguridad Ciudadana, de enero a noviembre del 2010 en esa zona fueron reportados 888 delitos contra las personas. Eso significa que existe un promedio de dos asaltos por día.
Marcelo T. paga los USD 5. Dice que los asaltantes se comunican entre ellos para que nadie robe su mercancía. Reconoce que hace un año y medio cometió el error de pelear con ellos cuando intentaron robarle una carga de dulces. Ahora es “amigo” de ellos. “Esa es mi mejor protección”.