Un pedazo diminuto de papel en el ojo es todo lo que necesita “para sentirse viva”. Tras esperar 20 minutos empieza el efecto: Brigitte, de 17 años, experimenta una sensación de felicidad artificial. Le durará dos horas. En ese tiempo, los colores que lanzan las luces de neón parecen resplandecer con más intensidad; la música es como si sonara en su cabeza.
Los casi 2 000 adolescentes que asistieron a la ‘caída’ a la que fue Brigitte, en el norte de Quito, se aglomeraron sobre la única puerta cuando la Policía ingresó. La música se apagó. Otras decenas de adolescentes prefirieron derrumbar una pared y escapar por ahí. Esa noche, el 29 de marzo, la Policía arrestó a cuatro organizadores. En el operativo ‘Sintética’, los agentes de la Dinapen tenían dos objetivos: rescatar a los menores de 14 años, por ser más vulnerables, y atrapar a los organizadores.
En el Código Penal, todavía vigente, “incitar a la ebriedad o la práctica de actos obscenos” es una forma de corrupción de menores. Un delito que se sanciona de uno a tres años de cárcel. En el operativo ‘Sintética’, los uniformados recuperaron como evidencias los tiques de entrada al evento, los cuales servían también para canjearlos por una cerveza gratis.
Para el Juez de Flagrancia que tramitó el arresto de los organizadores, esa evidencia no constituía un caso de corrupción de menores. Por ese motivo decidió liberar a los sospechosos, aseguró un agente de la Dinapen que participó en el operativo policial. Al no iniciarse un proceso penal, los cuatro detenidos no recibieron ninguna sanción.
Brigitte asegura que cuando usa drogas siente que “el mundo estuviera vivo”. Por eso consumió ácido en una ‘caída’ a la que asistió. Sus padres no saben que ella es consumidora.
Según el Consejo Nacional de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep), en el último año casi 100 000 estudiantes, padres y educadores recibieron algún tipo de información sobre las drogas en las instituciones educativas. Así lo indica un informe de enero pasado de la Red Nacional de Prevención Integral de Drogas.
Daniel sabe de memoria los riesgos de usar drogas. “Convertir en una persona adicta, dejar de estudiar, robar a mis padres para conseguir dosis, mentir…”. El joven de 16 años puede enumerar un listado las consecuencias negativas. Sin embargo, consume marihuana. Su única razón y la más importante: “me gusta”. Explica que no todos los jóvenes que van a ‘caídas’ usan drogas. En su caso, solo lo hace en fiestas. “Una vez mezclé la maría (marihuana) con alcohol y me dio el blancazo (cuando la presión arterial disminuye drásticamente pero no llega a provocar un infarto)”. Entre risas asegura que regresó de la muerte.
En el Plan Nacional de Prevención Integral de Drogas 2012-2013, que fue elaborado por el Consep, se explica que “las acciones de prevención se han centrado en la difusión de información a través de campañas que inciden tan solo en la sensibilización del individuo”. En estas, detalla el texto “el tema de drogas no ha sido tratado científicamente y con suficiente profundidad en los ámbitos sociales y culturales, convirtiéndose en un tema tabú”.
Actualmente el consumo de alcohol y otras drogas en los estudiantes ha disminuido. Se inicia desde los 14,2 años en el 2012, a diferencia de los 12,8 años en el 2008. Así lo reveló la Cuarta Encuesta Nacional Sobre Uso de Drogas en Estudiantes de 12 a 17 años.
En una ‘caída’ que se realizó en cancha de fútbol de césped sintético, las palabras: ‘salida’ ‘baño’ ‘bar’ estaban escritas a mano. En ese lugar los agentes encontraron botellas de licor a medio tomar, cartones de vino, preservativos, tabacos, porros de marihuana… 18 adolescentes menores de 14 años fueron retenidos y entregados horas después a sus padres.
-En la cuarta encuesta del Consep se indica que las bebidas alcohólicas más usadas por los menores son la cerveza (el 88%), el vino de sabores en cartón (50%), aguardientes (43%) y bebidas fuertes como whisky, vodka y tequila. Principalmente, estas se las adquiere en las tiendas y lugares de diversión.
El rector de un colegio estatal, en el sur Quito, asegura que en la malla curricular se distribuyen 200 horas para programas de prevención sobre las drogas. “El año pasado le pusimos énfasis en erradicar el uso de esas sustancias en el colegio, pero creemos que lo siguen haciendo, solo que ahora es en las caídas”, indica. Al tratarse de actividades fuera de la jornada escolar y sin el uso del uniforme, administrativamente, “no los podemos sancionar”.
Sin embargo, desde el Gobierno ya se busca una alternativa para atacar el consumo de narcóticos en los adolescentes. La principal alternativa es reformar al Consep. El sábado pasado, en su enlace ciudadano, explicó su plan: que el Consep se convierta en un ministerio. “Estamos estudiando las reformas para que el Consep pase a formar parte del Gobierno central y tenga una política integral de drogas, pero preventiva con educación, espacios públicos, canchas deportivas y actividades para los jóvenes”, dijo.
En contexto El consumo de drogas en los adolescentes ahora inicia a las 14 años. En el 2008, la edad del primer uso era los 12 años. Según el Consep, las campañas de prevención y control de los estupefacientes solo han sido informativas. Los adolescentes afirman que en las caídas pueden consumir libremente las sustancias.
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