Cuesta arriba está llevar adelante los juicios y las sentencias, bajo la figura de odio racial, por la muerte del ecuatoriano José Sucuzhañay, ocurrida el 8 de diciembre del 2008 en Nueva York.El último traspié en el juicio que se sigue en contra de Keith Phoenix es que uno de los 12 jurados estuvo en desacuerdo y después de tres días se negó a seguir deliberando, por lo que el juicio fue anulado. En Nueva York es mandatario un acuerdo unánime en el jurado para llevar adelante el proceso.Phoenix, junto con Hakim Scott, golpearon a Sucuzhañay hasta causarle la muerte. Scott hace dos semanas fue hallado culpable del crimen, pero no bajo la figura de odio racial y está a la espera de una sentencia no superior a los 40 años de cárcel. La anulación del juicio, empero, no deja en libertad a Phoenix, quien el 16 de junio volverá a la corte. Será un empezar otra vez con los testigos, los testimonios, los videos y todas las evidencias que hay en el caso.“Esa es la parte dura, volver a recordar como una película lo que le pasó a mi hermano, pero estamos dispuestos a sacrificar incluso nuestra tranquilidad y el tiempo que sea hasta que se haga justicia. Esto no es solo por nosotros, esto es por todos los latinos”, dijo Diego Sucuzhañay, hermano de la víctima.Sucuzhañay fue muerto tras la golpiza que sufrió con un bate de metal la madrugada del 8 de diciembre en Brooklyn. Phoenix lo golpeó en la cabeza con una botella de cristal, la víctima cayó al suelo y Scott lo remató. Tres días después murió en el Hospital Elmhurst.De ese ataque salió ileso Romel Sucuzhañay, hermano de José, y quien es uno de los testigos centrales en este juicio. Además, hay varios testigos que aseguran haber escuchado insultos raciales y antigays en contra de los dos hermanos.“Tenemos que llevar el caso a nivel federal, como se hizo con la muerte del mexicano Luis Ramírez, en Pensilvania. Si no se presionaba a alto nivel, jamás se habría encontrado que la policía ocultó evidencias”, dijo Wálter Sinche de la Alianza Ecuatoriana Internacional.