Samuel, el perro labrador de la familia Aguinaga, fue el único que presenció el ataque a Dolores en el Parque Metropolitano. Permaneció inmóvil junto a su dueña hasta que un guardabosques trató de ayudar a la mujer.
Tenía el rostro cubierto de sangre por los golpes que recibió mientras paseaba en ese complejo.
“¿Cómo es posible que a una mujer, de 59 años, le golpeen de forma tan salvaje y por atrás?”, pregunta Jorge, el esposo de ‘Lolita’. Antes de iniciar la entrevista con este Diario, el hombre señala las dos plantas que tiene en la sala de su casa. “Hasta las hojitas se cayeron. Es curioso, ellas también notaron la ausencia de mi esposa”.
El lunes 27, él no pudo acompañarla al parque; la dejó en la entrada y se despidieron. Fue la última vez que la vio con vida. La mujer recorría el complejo todas las mañanas y alimentaba a los perros callejeros. Samuel siempre iba con ella.
Ese día, tras el ataque, un menor de 16 años fue aislado y un joven (18), detenido. Los guardabosques encontraron al primero cerca de la zona donde ocurrió la agresión; el segundo en las inmediaciones del parque.
La familia Aguinaga presume que los jóvenes consumieron alguna droga. Solo así explican la forma “tan salvaje” con la que actuaron contra Dolores. Los allegados descartan el robo porque ella paseaba sin ningún objeto de valor.
José Morillo, administrador del Parque Metropolitano, reconoció ayer que a los muchachos se les decomisó droga, pero aclaró que el “lamentable crimen” fue un caso fortuito. “Es la primera vez que ocurre algo así en los dos años que llevó como supervisor”.
En el complejo, de 557 hectáreas, operan 43 guardabosques las 24 horas, en diferentes turnos. Además, hay ‘Ojos de Águila‘ que vigilan cinco zonas del parque y policías en caballo que custodian a los visitantes, menciona Morillo.
El próximo 28 de mayo, la Fiscalía deberá presentar los detalles de su investigación ante un juez. Hace una semana, en la audiencia de flagrancia, uno de los sospechosos dijo que estaba en uno de los miradores del parque cuando lo retuvieron los guardabosques y lo llevaron a la zona del ataque. No dijo nada más.
Anteayer, familiares y gente que camina a diario por el parque levantaron un altar en el sector donde Dolores fue atacada. Se vio a personas rezando e incluso un desconocido dejó un perro de peluche.
Encima del altar hay un cartel con la imagen de la mujer. Está sonriendo y acariciando a un burro. “Lolita: fuiste un ejemplo de amor a la naturaleza y a los animales. ¡Vivirás siempre en nosotros”, se lee en el rótulo.
La imagen que aparece ahí la hicieron hace 15 días en Cotopaxi. “Encontramos a un burrito patojito y ella trató de ayudarle. Ella era así”, comenta Jorge, su compañero desde hace 35 años.
En el Parque Metropolitano hay una manada de perros que Dolores siempre alimentaba. ‘Chuchaqui’ era el consentido. En dos meses, el perro, que en un inicio tenía un semblante cadavérico, engordó. Le decían ‘Chuchaqui’ porque se quedaba siempre dormido en las casetas de los guardabosques, recuerda Jorge.
La familia Aguinaga recogió el peluche que dejaron en el altar y ahora lo guardan en un rincón de la casa. Es el símbolo que refleja el amor de Dolores por los animales. Junto al peluche hay una fotografía en la que están todos, incluido Samuel. Es de la Navidad pasada. Se la ve feliz.
“Nos llenó de valores como la solidaridad. Yo le decía mi gordita; es una pérdida que nos está costando muchísimo superar”, confiesa su hijo, a la víspera del Día de la Madre…
En contexto La Policía indaga la muerte de Dolores Espinosa, quien fue atacada el lunes 27 de abril en el Parque Metropolitano Guanguiltagua, en el norte de Quito, mientras paseaba con su perro. Dos jóvenes, uno de ellos menor de edad, son investigados por el crimen.