Juan Francisco Cordero. Catedrático azuayo.
Un buen entrenamiento a la Policía puede mejorar la seguridad en el país. Necesitamos una Policía más culta y educada, que no se deje sobornar y de esa forma no habrá tanto delito, porque la gente no va a delinquir por miedo.
Además, los futuros policías deben prepararse en sus ciudades de origen. Así, cada aspirante se hará cargo de su ciudad y como conoce las calles, sectores y barrios, los tiempos de auxilio serán menores. Las autoridades de la Policía también deberían ser de las ciudades donde sirven y trabajar permanentemente.
Ahora cuando alguien llega de fuera, a los tres o cuatro meses ya tiene que salir y los programas y planes de seguridad quedan en nada. Los sueldos también deben mejorar.
Solo así el uniformado se comprometerá con su trabajo. Allí tendremos mejores departamentos especializados en la Policía. Pero también debe haber una mejor coordinación entre esa entidad y los barrios para garantizar un mejor control.
La educación de las personas deja mucho que desear en el país, pero como nadie les dice nada cometen una serie de infracciones como las que ocurren en tránsito. Esas mismas personas sí respetan las reglas cuando viajan a EE.UU. o España, porque allí saben que les hacen respetar las leyes.