Francisco Quijilema, artesano.
La mejor manera de protegerse de la delincuencia es por medio de la unidad comunitaria que proviene de la amistad.
Hace unas décadas, todos nos conocíamos en los barrios de la ciudad porque ofrecíamos y recibíamos amistad que se manifestaba con cordialidad y diálogo. Hoy, eso ya no ocurre. Cada quien es una isla. El individualismo nos ha vuelto personas débiles y de eso se aprovechan los desconocidos. A veces no conocemos ni al vecino que reside en la casa contigua.
Por eso, en mi caso, ofrezco amistad a los clientes que llegan a mi negocio. Los hago sentirse seguros. De ese modo, se crean lazos de amistad que en muchos casos es permanente. Los amigos ayudan, cuidan y cuando uno es sincero, incluso, te protegen. La amistad es la clave para la seguridad de un negocio. No se puede desconocer el papel de la Policía en cuanto a la vigilancia que realiza. Pero como que falta desempolvar los proyectos de seguridad exitosos que reposan en los estantes en hojas de papel.
Insisto en el fortalecimiento del clima de amistad y camaradería en los barrios como una forma efectiva para estar seguros.