Dos hombres con acento extranjero abrieron la puerta metálica enrollada e ingresaron a una casa, en la Cordero y Páez (norte de Quito). Allí, ellos dispararon a cuatro ciudadanos extranjeros y huyeron en una motocicleta.
Eso sucedió a las 21:30 del 18 de octubre. Una llamada telefónica alertó a los gendarmes de la Unidad de Vigilancia La Mariscal. La Central de Radiopatrulla pidió apoyo a la Policía Judicial y a Criminalística, que confirmaron el crimen. Además, se sumaron agentes de Antinarcóticos.
El 3 de marzo pasado, Antinarcóticos intervino en esa vivienda. En ese entonces se decomisaron 219 gramos de marihuana y 15,8 gramos de cocaína. En ese entonces se detuvo a uno de los extranjeros que posteriormente fue asesinado. Uno de los uniformados informó que allí se hallaron “pequeños paquetes” con droga.
Las investigaciones realizadas por la Policía apuntaron a que ellos fueron asesinados presuntamente por sicarios. Según Inteligencia, en Quito están identificadas organizaciones criminales conformadas por extranjeros, las cuales se dedican al tráfico de drogas al menudeo. Una de esas agrupaciones fue aprehendida el 2 de diciembre pasado, en seis operativos realizados por agentes de la Policía, en varios sectores de la capital (tres centros de diversión nocturna y tres viviendas).
Seis extranjeros fueron detenidos por encontrarse indocumentadas, tres por tenencia y posesión de alcaloides y tres por el presunto delito de sicariato.
Ellos supuestamente pertenecen a una organización paramilitar extranjera denominada Cordillera. Esta se dedicaba supuestamente a la intimidación de personas con la utilización de armas de fuego para reclutarlas. De esta forma mantenían el control de la venta y distribución de drogas en Quito. Según uno de los agentes de la Unidad de Inteligencia Antidelincuencial, “el intercambio de información con otro país sirvió para determinar que son paramilitares. Dos de los detenidos registran antecedentes por narcotráfico y homicidio en sus países”.
Otro gendarme señaló que se confiscaron teléfonos celulares, chips, casetes de video, documentos personales, computadores, cámaras de fotos, libretas de ahorro y dinero en efectivo. “El monto en dinero sumó USD 1 916 y 820 pesos colombianos”.
También fueron hallados 1,50 gramos de cocaína, 87,85 gramos de clorhidrato de cocaína y 2 613 gramos de marihuana.
En poder de los detenidos se encontró un mapa en el que supuestamente marcaban los avances en la toma de los territorios para expender droga en Quito. “Allí estaban detallados los puntos estratégicos para la venta de los alcaloides. Su intención era copar no solo ciertas zonas de la capital, sino también otras ciudades”.
Entre las pruebas se encontró una lista en la que se detallaban los puntos de entrega de la droga. Estos eran centros de diversión nocturna en el norte de Quito.
Tres extranjeros fueron arrestados por presunto sicariato. Según un agente, “todos los asesinatos que se dieron en La Mariscal como el de foráneo, quien fue descuartizado, obedecen al surgimiento de esta organización delictiva que, con el afán de copar el sitio para el expendio (de droga), delinquieron y de ahí (buscaban) seguir avanzando”.
De enero a junio de este año, la Dirección Nacional de la Policía Judicial ha reportado 200 casos de sicariato en el país. La provincia donde se registra el mayor índice es Guayas, con 68. Le siguen Manabí con 29 y Los Ríos con 27. En Pichincha hubo 16, en Esmeraldas 26 y en Sucumbíos 15.
A escala nacional se redujo el número de muertes causadas por el sicariato, pues en el 2009 hubo 264 casos. Sin embargo, en Pichincha hubo un incremento porque el año anterior se reportaron cuatro. Esos datos incluyen la muerte de extranjeros.
Datos proporcionados por la Policía muestran que, de enero a julio del 2010, cuatro foráneos murieron en manos de presuntos sicarios. En Pichincha hubo dos casos, mientras que uno se dio en Los Ríos y otro en Esmeraldas.
Además, 18 extranjeros murieron por supuesto ajuste de cuentas. De esa estadística, tres casos sucedieron en Pichincha, tres en Manabí y cuatro en Esmeraldas.
Para Daniel Pontón, del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana, La Mariscal es un sector rentable para el crimen organizado por el dólar. A su juicio, las mafias trabajan con extranjeros, pero también con redes nacionales. “Eso hace que la problemática se torne más violenta, pues se están disputando el territorio para vender la droga”.
Agrega que la presencia de foráneos en Quito no es un aspecto que influya en la cantidad de homicidios o asesinatos. Pero sí incide en lo que se refiere a la formas de cometer crímenes.
Por ejemplo, el asesinato de un extranjero, quien controlaba el mercado de la venta de droga en La Mariscal y murió descuartizado, en julio pasado, “es símbolo de poder entre las bandas delictivas por la forma cruel como lo mataron”, explica Pontón. Así, las bandas que buscan operar “hacen advertencias a sus oponentes e intimidan a la población”.