La puerta de madera de la celda está cerrada; tiene seguro por dentro. Un prisionero la abre, tras golpearla con el puño. Adentro, sentado sobre la cama de una plaza, está el ex ministro de Economía, Jorge Gallardo. La celda da a la av. La Prensa, en el norte de Quito.
El sol ilumina bien la alfombra del piso de la habitación. Gallardo sonríe y acepta dialogar con EL COMERCIO sobre su situación jurídica. El compañero de cuarto baja el volumen de la televisión para que el ex funcionario pueda escuchar las preguntas.¿En qué etapa está la causa por presunto peculado que se abrió en su contra?
La Primera Sala Penal de la Corte debe llamar a audiencia de juzgamiento. Ahí presentaremos las respectivas pruebas y espero que toda la prensa asista para demostrar cómo se forjó la acusación.
¿A qué se refiere?
El proceso se abrió en solo cuatro días. La indagación previa duró un día, igual que la instrucción fiscal. La acusación se la hizo en otro día y la mandaron a la Corte Suprema de Justicia (2001) donde se emitió la orden de prisión, cuando estaba en Washington.
¿Qué hacía en EE.UU.?Era ministro de Economía y Finanzas y fui como representante del Gobierno para hablar con el Fondo Monetario Internacional. Estaba demostrando al Fondo que Ecuador había cumplido con los términos de la Carta de Intención, para que el país se beneficie de un desembolso de dinero..
¿Por qué no regresó al país en esa fecha para dar la cara por las acusaciones ?
No podía regresar a un país cuya justicia y principales organismos de control estaban manejados por una sola persona.
¿León Febres Cordero?
No me gusta citar nombres, pero ya el país lo conoce.
Al llegar a Ecuador dijo que iba aprovechar las reformas penales que se hicieron en el 2008 en la Asamblea.
Con la reforma se abrió la posibilidad de sustituir la prisión preventiva por otras medidas cautelares, como acudir periódicamente ante un juez. Mi abogado ya presentó un escrito ante el juez Hernán Ulloa de la Primera Sala y él, a su vez, lo envió a la Fiscalía para que emita su criterio. Luego, Ulloa debe pronunciarse.
¿Existe algún acuerdo informal con el juez para que ordene su libertad?
Claro que no. Esto no se trata de acuerdos, sino de un acto de justicia. Usted cree que una persona que ha servido al país y que es inocente deba ser tratado como un delincuente. Yo tengo el mejor concepto del juez Ulloa y sé que obrará en derecho.
El juez Ulloa también conoció el caso por presunto peculado del ex ministro del Deporte, Raúl Carrión. Cuando él fue detenido, se lo trasladó al Centro de Detención Provisional, en Quito. ¿Por qué a usted lo confinaron en la Cárcel N° 4, considerada como ‘de lujo?
Yo no pedí que me traigan a esta cárcel. Las autoridades fueron las que lo decidieron.
¿La amistad que mantiene con el ministro de Turismo, Freddy Ehlers, no influyó?
Bajo ningún punto de vista hubo interferencia del Gobierno. A Freddy Ehlers no lo veo desde hace nueve años. El mismo tiempo que estuve fuera del país. Quienes quieran vincularme porque fui su binomio presidencial en 1998 no tiene ningún sustento.
Además de la acusación por presunto peculado, usted también tiene una causa abierta por enriquecimiento ilícito. ¿En qué etapa está ese proceso judicial?
Se debe convocar la audiencia respectiva.
En diciembre del 2009, la Segunda Sala Penal de la Corte ya emitió una sentencia de cinco años de reclusión en su contra. Según la Fiscalía, usted ocultó una millonaria cuenta en un banco de Panamá.
En Panamá, a mí nunca me acusaron de nada. Ese juicio se lo abrieron allá a una compañía con la que yo no tenía nada que ver. Ese juicio fue sobreseído en abril del 2003. Ya tiene siete años, sin embargo, acá se lo tiene abierto. Por eso también retorné al país, para comparecer personalmente. Ese juicio está en etapa de casación (última instancia) y en su momento expondré mis argumentos y las pruebas. Yo estoy tranquilo. En nueve años mi patrimonio no se ha incrementado.
¿En qué barrio de Miami residió estos nueve años?
Vivía en un departamento de 89 m2, en un edificio donde viven los estudiantes. Estaba localizado en Arlington, Virginia. Allí estuve siete años y seis meses. Luego, fui a vivir a la casa de mi hija en Miami. Ella se casó con un norteamericano y nos acogió.
¿Qué lo motivó a regresar?
Mi familia; mis hijas, nietos, esposa. Ellos no pueden tener una imagen equivocada mía por actos que no he cometido. Quiero acabar con su sufrimiento.
Al regresar de Miami dijo que perdió la conexión en Panamá. ¿Qué pasó?
La gente de Interpol me retuvo en Panamá y empezó a realizar una serie de trámites y comprobaciones. La Embajadora de Ecuador en Panamá tuvo que ir al aeropuerto a aclarar la situación y el resto ya todos lo conocen.