La marihuana y la cocaína son las drogas preferidas por los adictos en México, donde 4,5 millones de personas consumen algún tipo de estupefacientes. En la lista se incluyen el crack, inhalables, metanfetaminas, alucinógenos y heroína, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones 2008.
Se trata del estudio que el gobierno federal realiza cada cinco años sobre este problema de salud pública. Entre el 2002 y el 2008 hubo un millón más de consumidores,. De acuerdo con el documento, también se disparó 51% la cifra de adictos crónicos, que pasaron de 307 mil a 465 mil personas. La mayor proporción se encuentra en la población de entre los 18 y 34 años de edad, de ambos sexos, aunque el 3,7% se ubica entre los 12 y 17 años.La encuesta revela que los estados de la frontera norte como Baja California y Chihuahua se ubican entre las regiones del país con más alto nivel de consumo de drogas, aunque también aparecen en la lista entidades azotadas hoy por la violencia del narcotráfico como Sinaloa, Durango y Tamaulipas.
Jurídicamente, la posesión para consumo de una cierta cantidad de droga está despenalizada. De acuerdo con la llamada “Ley de Narcomenudeo” vigente desde el 20 de agosto de 2009, ser detenido en poder de medio gramo de cocaína, o de una dosis no mayor de 200 miligramos de metanfetaminas, así como cinco gramos de marihuana como máximo, no representa un delito en México.
Un estudio hecho en abril pasado por el Instituto Nacional de Ciencias Penales destaca que esta disposición no implica que se legalicen las drogas, sino que por primera vez “establece con certeza, el concepto de la cantidad de drogas para el estricto consumo personal de un adicto” quien es tratado como un enfermo que requiere tratamiento.
La Ley General de Salud, en su Artículo 478, establece que el Ministerio Público (o fiscal) no puede actuar penalmente contra un farmacodependiente o consumidor que al momento de ser detenido tenga en su poder las dosis mínimas que establece la norma, y tiene que ser canalizado a una institución para su tratamiento. Aunque la venta de droga e inclusive el suministro gratuito en cualquier cantidad si está tipificado como un delito.
Aunque no se puede ejercer acción penal contra los consumidores o adictos, un informe del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), revela que a escala nacional de las 26 062 averiguaciones previas que se iniciaron entre enero y junio del 2010, por delitos contra la salud (todos los relacionados con el narcotráfico), de éstas 8 575 se iniciaron por consumo de drogas.
Ana María Arenas Ballester del Consejo Nacional contra las Adicciones, reconoce que México pasó de ser un lugar de tránsito de drogas a uno de consumo, donde la tolerancia social es un factor determinante, por lo que se vuelve necesario revertir esta cultura. Detalla que en los dos últimos años se han instalado 322 centros de tratamiento, además de sedes de internamiento y ambulatorios.
En este escenario, en México la despenalización de las drogas como la marihuana ha sido planteado en los últimos meses en algunos foros, intelectuales y activistas se han pronunciado a favor, pero aún no llega a ser un movimiento que derive en debate público y está lejos de ser reforma legislativa.
Durante el ‘Diálogo por la Seguridad: Evaluación y Fortalecimiento’, el encuentro convocado por el presidente Felipe Calderón en agosto pasado con diversos sectores de la población, Eduardo Gallo, presidente de México Unido Contra la Delincuencia –una de las organizaciones más reconocidas en el país-, planteó al Mandatario la legalización de las drogas como alternativa, ante el fracaso de la estrategia contra el narcotráfico y el crimen organizado que ha dejado una estela de violencia en algunas regiones del país.
En ese mismo foro María Elena Morera, presidenta de Causa Común secundó la propuesta y el escritor Héctor Aguilar Camín sostuvo que se deben legalizar todas las drogas: “Conviene dar un paso fuera del consenso punitivo y tratar de imaginar otra estrategia en el rumbo de lo que será, finalmente, la solución en el tiempo que tome, que es reconocer ese mercado, el tamaño de ese mercado”.
El presidente Calderón aceptó el debate sobre la legalización de las drogas en México, pero señaló que entre los argumentos contra esta medida es el aumento del consumo, sobre todo entre jóvenes y adolescentes, además de generar una idea de que socialmente aceptable consumir estas sustancias.