Óscar murió con tres tiros en el cuerpo. Un poco antes de la medianoche, el 8 de agosto del año pasado, un extranjero se acercó al joven de 29 años y le disparó a quemarropa. El cuerpo quedó en el piso, los paramédicos lo llevaron a una casa de salud, pero falleció en minutos, desangrado.
16 meses después del hecho, la madre de Óscar Álvarez, Patricia Carrillo, no sabe exactamente por qué lo mataron. El año pasado, la Policía Judicial (PJ) registró 14 231 delitos contra las personas en el país. Entre enero y septiembre de este año, hubo otros 10 544 casos. Guayas es la provincia con mayor ataques a personas: 4 452 en lo que va del año (se cuentan 984 muertes violentas). Le sigue Pichincha, con 1 489 (se incluyen 232 muertes violentas).
El mes pasado, el Ministerio del Interior presentó otro análisis comparativo de los hechos delictivos a escala nacional. Allí reseñó que de enero a octubre del 2009 hubo 2 184 homicidios y asesinatos. En el mismo período de este año la cifra subió a 2 225.
Al siguiente día de la muerte de su hijo, a Carrillo le dijeron que el crimen no se había producido por robo. “Óscar estaba con una amiga y le dispararon por defenderla”, relata la mujer.
Ella ahora pertenece a la organización Víctimas de la Delincuencia. Su presidente es Eduardo Caicedo. Desde el 23 de febrero del 2009, cuando su hijo fue asesinado, ha recopilado información de los delitos y conoce que las modalidades han cambiado, principalmente por la penetración del crimen organizado.
Esta versión se ratifica en Medicina Legal de la Policía. Allí se conoce que el comportamiento delictivo varió hace 15 años.
Hasta ese entonces -explican los médicos- la mayoría de los crímenes se registraba por asfixias, donde se utilizaban solo las manos. Desde el 2000, en este departamento se observa el uso frecuente de armas de fuego, como las recortadas, según el registro.
Los mecanismos para robar las viviendas también se han tornado más violentos. Pichincha, con Quito, lideran la lista de delitos contra la propiedad en Ecuador. Hasta el año pasado, en Guayas se reportaban más hechos. En el 2009, en Pichincha hubo 15 734 y en Guayas, 19 577. No obstante, de enero a septiembre de este año Pichincha pasó al primer lugar con 15 239 hechos, frente a 13 319 de Guayas.
El director del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana, Daniel Pontón, dice que los delincuentes en Quito ahora esperan a que la gente se encuentra en las casas para actuar. “Así chantajean a las personas para que indiquen en dónde están los objetos de valor”.
La madre de Óscar reseña que el crimen de su hijo quedó solo para las estadísticas. Se refiere a que la denuncia no avanza en la Fiscalía. “Cuatro meses pasaron y no se movió nada el caso. Por eso tuve que poner la denuncia en la Fiscalía. Solo ahí apareció el caso. Sorpresivamente los documentos estaban en el carro de un funcionario. Eso sí indigna”, cuenta.
La propuesta
Fernando Ponce
Director del Servicio Jesuita a Migrantes
‘A reconstruir la confianza’
La sociedad ecuatoriana debe alejarse de la idea de que los índices de delincuencia se han incrementado por la llegada de extranjeros al país. El foráneo es una persona trabajadora como son los ecuatorianos migrantes que viven en otros países.
La relación entre la delincuencia y los extranjeros es uno de los fantasmas más comunes de la humanidad. Pero, hasta ahora, el Observatorio de Seguridad Ciudadana no ha presentado un estudio en el que se demuestre que los extranjeros han contribuido al incremento de los índices de violencia, robos, asaltos o muertes violentas en la capital.
En vez de atacar a los extranjeros, los ecuatorianos deben aprender a vivir en comunidad y ser solidarios. Eso quiere decir que no puede existir seguridad si no confiamos en la gente.
Por eso, es necesario conocer al vecino y no pasar de largo en la calle. Digo conocerlos en el sentido de intercambiar experiencias y vivencias.
La seguridad ciudadana se basa en la comunidad. Eso se consigue a través de cosas simples como la organización de eventos barriales o reuniones de confraternidad entre vecinos. De esta forma, el barrio puede obtener espacios de integración social.
Si se cumplen estos preceptos, la sociedad alcanzará el bien común, es decir, el interés de protegernos los unos a los otros.
Recordemos que Jesucristo también fue emigrante en Egipto. Por eso, tenemos que aceptar a otras personas más allá de la nacionalidad. Lo ideal sería romper ese prejuicio, lo cual ayuda ría a construir confianza, recuperar valores y a hacer que, entre ecuatorianos y foráneos, nos protejamos de la delincuencia.
Los consejos
Lo que usted debe saber de la autoprotección
Observación. al caminar por el espacio público, se recomienda desarrollar la capacidad visual: cubrir los 360 grados de su entorno. Si en la calle o en las plazas y parques encuentra personas desconocidas, mire con atención a las manos de estas y alrededor.
Prevención: no confíe fácilmente en personas desconocidas que se le acerquen, sin importar la apariencia de estas. Dude de las cosas y ambientes no conocidos sin caer en paranoia. Sin embargo, desconfíe siempre de situaciones y elementos anormales.
Proactividad: asuma una actitud de control sobre su conducta vital, tome la iniciativa y establezca medidas de autoprotección: no caminar por lugares oscuros, fijar un sistema de comunicación familiar (hijos y adultos mayores), buscar taxis por teléfono, etc.
Sentido común: no siempre la repetición de acciones es buena consejera. El delincuente escoge a sus víctimas entre quienes actúan siempre bajo la misma lógica: el uso de una sola ruta para ir a la casa, la rutina, la visita frecuente a sitios públicos o privados, etc.