Lilian Orozco (nombre protegido) pidió a la cajera del banco que le facilite una liga de goma para atar los USD 335 que acaba de retirar. El dinero era de su patrono. Trabajaba como empleada doméstica.
“Escondí el paquete en el sostén para evitar que me lo quiten y salí del Banco. Me fijé que no hubiera nadie antes de cruzar al parterre de la av. Eloy Alfaro”.
Pero de pronto aparecieron dos personas. Un hombre con abdómen prominente que vestía una camisa manga larga blanca y una mujer, de unos 50 años, que usaba lentes obscuros.
Orozco dice la mujer la tomó del brazo y le pidió que le entregue el dinero. Orozco se negó y hubo un forcejeó. Entonces, el hombre la tomó del cabello con fuerza mientras la mujer le asestó un golpe en el abdómen. Orozco cayó al suelo. “La mujer metió la mano en mi blusa y tomó el paquete de dinero”. Luego, escaparon del sitio corriendo.
Según la Policía, este tipo de delito son cometidos por bandas integradas de entre tres y seis personas. Por lo general, un grupo se encuentra dentro de las instituciones financieras haciéndose pasar por clientes, en el área donde se llenan las papeletas de depósito o retiro. También en la puerta de ingreso, en el área de servicio al cliente y en la sala de espera de algunas dependencias.
Cuando identifican a su víctima dan aviso a sus cómplices a través de mensajes de texto de celulares o con ademanes.
Cuando Orozco estaba en el piso asegura que pidió ayuda a los conductores que transitaban por el lugar, a las 11:30, pero ninguno de los vehículos se detuvo. “Por las mañanas suele estar un Policía cerca del sitio, pero luego de las 10:00 no hay nadie”.
Caminó dos cuadras hacia la casa y allí llamó a su patrono. Entre sollozos le contó lo ocurrido. “Me dijo que lo importante era que no me pasó nada y que solo se robaron cosas materiales, que no me preocupara”. Eso la tranquilizó.
Según la Dirección Nacional de la Policía Judicial, entre enero y abril de este año se registraron 4 627 robos a personas y 11 asaltos a bancos. En el 2009, en cambio, hubo 14 221 robos a personas y 63 asaltos a bancos.
La Policía asegura que trata de reducir estas cifras con trabajo de Inteligencia. En la Policía Judicial de Pichincha hay una unidad especializada dedicada a desarticular ese tipo de bandas. Sin embargo, según Orozco, el trabajo aún es insuficiente.
Ella dice que para olvidarse del asalto, ese día fue a la cocina para distraerse cocinando. Entonces sintió un dolor agudo en el estómago. “Recién ahí me fije que tenía una herida”, refiere.
“La blusa estaba cortada y en la piel había una herida no tan profunda. La limpié y luego me inyectaron un medicamento para que no se infecte”.
No sabe qué tipo de arma cortopunzante utilizó la mujer para herirla, pero agradece que no haya sido grave. Hace dos años, recuerda, perdió a un sobrino de 24 años en circunstancias similares.
El joven trabajaba como guardia de seguridad en Shushufindi, en la provincia de Nueva Loja. Era el último día de julio y se disponía a cobrar su salario en una institución financiera en el centro.
Al salir del banco con el dinero, un hombre se acercó y lo apuntó con un arma de fuego. El joven también se resistió al asalto y recibió un tiro en la cabeza.
La Policía asegura que los delincuentes estudian a sus víctimas antes de cometer un robo. Algunos aguardan cerca de los cajeros automáticos de los bancos, para sorprender a las personas. Por lo general, tienen otro cómplice, en moto, que los espera cerca para escapar fácilmente.
El desconocido que atacó al sobrino de Orozco huyó de esa manera luego de cometer el crimen. “No le quitó el reloj o la billetera. Solo el dinero que había retirado del banco”, dice la tía.
La familia no presentó una denuncia formal por el crimen y tampoco por el asalto de Orozco. Ella cree que los delincuentes pueden tomar algún tipo de retaliación y eso la intimida. “Tengo miedo. No quiero tentarlos para que me hagan daño. Seguro saben donde trabajo o donde vivo”.
Pero el fiscal de delito fragrantes de Quito, Iván Ron, asegura que la denuncia es clave para evitar que este tipo de delitos queden en la impunidad. “La ciudadanía debe perder el miedo y confiar”.
Daniel Pontón, sociólogo y especialista en seguridad, coincide con el fiscal. Dice que si bien ahora la justicia no funciona como debería, para que cambie es necesario que la ciudadanía ponga de parte. “Se necesita conocer qué es lo que está pasando y la denuncia es un mecanismo para hacerlo”.
Orozco asegura que luego del asalto, le pidió su patrono que no vuelva a enviarla a depositar o retirar dinero en efectivo. “Por suerte el señor accedió a no darme esa tarea”, dice. “Cuando salgo a la calle siento que los ladrones me siguen a todas partes. Por eso ahora, antes de salir, me fijo bien en mi entorno para ver qué tipo de personas están a mi alrededor”.
Consejos fuera del banco
Si observa que alguien lo sigue cuando abandona el banco con dinero busque una zona segura donde haya público o actividad.
No acuda a la institución financiera solo/a. Es mejor que un familiar o amigo de confianza la espere.
Al salir del banco con una suma considerable de dinero no tome el primer taxi que se aproxima. Suba a uno que tenga los permisos en orden.
No comente con el resto de clientes sobre el depósito o retiro que se dispone a hacer, aunque se lo pregunten.
Rompa con la rutina en cuanto a horarios de visita a una institución financiera y no tome siempre la misma ruta de retorno.
Si va a depositar una suma considerable de dinero puede llamar al servicio de la Policía (101) para solicitar un escolta. El servicio es gratuito.
No acepte cosas de comer, beber o golosinas de ninguna persona desconocida que esté en el banco o cerca. En caso de hacerlo no ingiera los alimentos.
Si acudió al banco en un taxi rentado o en un auto propio pida al guardia de seguridad de la institución financiera que la acompañe hasta el vehículo. Procure viajar con la ventana cerrada.
Si va a depositar dinero cuéntelo en su domicilio y no frente a los clientes. Si lo ha retirado haga que la cajera revise dos veces la cantidad y guárdelo inmediatamente.
Consejos fuera del cajero automático
No se aproxime a un cajero automático si tiene alguna duda, temor o preocupación, por alguien que se encuentra cerca.
Al llegar al área donde se encuentra el cajero, observe a su alrededor tratando de detectar alguna persona sospechosa; y se así lo hace, siga de frente y retírese como si no fuere acceder al mismo. Diríjase a otro más seguro o posponga su transacción.
Nunca escriba su número de clave de la tarjeta sobre un pedazo de papel o en un cuaderno; apréndaselo de memoria paraevitar problemas.
Nunca dé su número de clave a nadie, ni lo comunique por teléfono a personas que aleguen ser empleados de alguna institución financiera.
Al introducir su tarjeta cubra la pantalla y el teclado con su cuerpo y simultáneamente marque el número y las opciones seleccionadas.
Lleve con usted el recibo entregado por el cajero y consérvelo.
Ante cualquier inconveniente con su tarjeta, bloquéela inmediatamente en su entidad financiera; no olvide el día y la hora.
Absténgase de solicitar o recibir ayuda de extraños y de ser posible solicítela únicamente a personal autorizado.
No utilice el cajero si este presenta dificultades técnicas o mecánicas. Si su tarjeta no ha sido devuelta trate de
comunicarse con la agencia bancaria más cercana.