A las 08:20 de ayer, cuatro miembros de la familia del sobreviviente ecuatoriano dejaron Ger, una comunidad ubicada en la parroquia Gualleturo, del cantón Cañar.
fakeFCKRemovePor seguridad, tres agentes de la Policía de ese cantón los trasladaron en un patrullero a otro lugar del país, que no fue revelado por su seguridad. Entre ellos estaba la esposa del emigrante ecuatoriano que sobrevivió a una matanza registrada, en México, el domingo.
Este cambio de domicilio se realizó con hermetismo. Esta familia está nerviosa luego que se enteraron que el emigrante escapó de morir cuando intentaba llegar a los Estados Unidos.
Angelita salió del pueblo junto con la abuela María Josefina y dos tíos del emigrante herido. Lo hicieron en un patrullero del Puesto de Auxilio Inmediato del vecino cantón cañarense de Suscal.
Tres policías estuvieron a cargo de este operativo y les brindarán resguardo. Inicialmente les dijeron que los llevarían a Quito para cumplir algunos trámites para agilitar el viaje de Angelita a México. Eso no fue confirmado.
La adolescente de 17 años y con cuatro meses de embarazo estaba demacrada. Su rostro evidenciaba su sufrimiento. “Anoche (jueves pasado) le dimos aguita de hierbas porque la guambra tenía dolores en el vientre y estaba cansada”, contó la abuela María Josefina, quien también lloraba.
En medio de su inocencia, Angelita quiere pedir ayuda a las autoridades para viajar a México y estar junto a su pareja. Su humilde vivienda en Ger quedó vigilada por agentes vestidos de civil. Ellos también custodian al resto de la familia del sobreviviente, como lo dispuso el Gobierno.
Según Ramiro, tío de Lala, en las noches no puede conciliar el sueño y se despierta con pesadillas. Desde el miércoles pasado, dejó de trabajar por estar pendiente de su familia, de las llamadas telefónicas y de las diligencias. Él labora en la construcción.
El gobernador de Cañar, Rolando Ruilova, señaló que esta familia está siendo incluida en el programa Protección de Víctimas y Testigos que tiene la Fiscalía. “A estas personas se les aloja en un domicilio seguro y se les brindará ayuda psicológica”.
Además, se mantendrá el respectivo resguardo policial para los habitantes de Ger. Estará a cargo de los policías de los Puestos de Auxilio Inmediato de las parroquias de Gualleturo y Ducur.
Inicialmente, esta joven cañarense se resistía a dejar su casa porque le preocupaba la suerte de los cinco niños (hermanos de su cónyuge) que cuida desde que su suegra Oliva emigró a Estados Unidos, hace dos años.
Ahora, esa responsabilidad la asumió Luis Alfredo, de 13 años, hermano del sobreviviente. Ayer no le fue tan bien. Una de sus hermanas no asistió a la escuela porque se quedó dormida y las otras tres no desayunaron.
Él no sabía cómo iba a preparar el almuerzo porque ni comida les quedaba en un improvisado armario. Su pobreza es extrema. Por eso, los vecinos de Ger claman por ayuda a las autoridades. Ayer, exigían la entrega de alimentos por parte del Ministerio de Inclusión Económica y Social.
Según el gobernador Ruilova, el próximo martes habrá una reunión con representantes de los ministerios de Desarrollo Urbano y Vivienda y de Inclusión Económica y Social, el Instituto Nacional de la Niñez y la Familia y la Secretaría Nacional del Migrante para establecer la ayuda como atención médica, vivienda…
Hasta tanto, la población está intranquila, decía ayer Asunción Paguay, quien es la maestra de la única escuela de esta comunidad ubicada a 18 kilómetros de la vía principal Biblián-Zhud-Cochancay. A Ger se accede por un camino pedregoso y polvoriento.
La noche del jueves pasado, los familiares y los vecinos se reunieron. Allí acordaron no dar declaraciones a los medios de comunicación y en lo posible evitar el ingreso de los periodistas.
Lo hacen por miedo. “Es posible que esos delincuentes lleguen acá a matarnos”, pregunta una madre de familia. Ella estaba intranquila y conversaba con un policía que resguarda el poblado.
Ger es una comunidad de unas 70 viviendas, la mayoría de más de dos plantas, pero deshabitadas por la emigración a Estados Unidos. Sus habitantes apenas siembran maíz y arveja para el autoconsumo, porque carecen de sistemas de riego.