Entrevista a Eduardo Guerrero Gutiérrez, ex asesor del Centro de Investigación y Seguridad Nacional de México.
Hace un mes se accidentó en Pedernales, Manabí, una avioneta mexicana con USD 1, 3 millones en efectivo. ¿En México existe una conexión entre avionetas ilegales que llevan dinero y las drogas?
Sí, claro.
¿Con qué frecuencia se presentan casos así?
Se tiene muy poca información oficial de eso porque los militares casi no registran a las avionetas, pero sí hay reportes de la existencia de muchas pistas clandestinas que han sido cerradas por el Ejército. Sabemos que hay vuelos y que transportan la droga, pero no tenemos datos precisos sobre cantidades, rutas, etc…
¿Y los radares? ¿Es fácil para los carteles usar avionetas para llevar droga en México?
Sí. Yo creo que por ahí se da mucho tráfico. Si evaden es porque, al menos, el Ejército mexicano por aire no creo que sea muy eficaz.
¿Por qué es poco eficaz?
Se requieren más tecnología y patrullajes frecuentes, pero es muy caro monitorear el espacio aéreo. Los radares son también vulnerables a los vuelos de cierto tipo de aeronaves y la altitud que toman algunas de estas. Digo como hipótesis que por allí no somos muy eficaces.
¿En qué puntos América Latina pierde en la lucha contra el narcotráfico?
Tenemos un problema muy importante de Inteligencia y de coordinación de las agencias de seguridad. No trabajan de la mano, cada quien tiene su información como una parcela de poder que no comparte con los demás. Hay un trabajo muy operativo en campo, pero hay uno muy malo en términos de recolectar información y luego procesarla, analizarla y tener monitoreos de grupos infiltrados, etc.
¿Adelantarse al crimen?
No somos preventivos o proactivos en estos temas. Nos comportamos solo de forma reactiva en términos de crimen organizado y somos muy poco eficaces para infundirles temor a los narcotraficantes. Ellos no les tienen miedo a los gobiernos de Latinoamérica.
¿A qué Gobierno los narcotraficantes le tienen miedo?
Le temen al Gobierno de Estados Unidos. Cuando los narcotraficantes se portan mal, el Régimen de ese país inmediatamente les decomisa propiedades, armas, dinero, arresta a su gente de confianza y les resulta muy caro salirse de los parámetros.
¿Qué parámetros?
Masacrar a un grupo de gente, extorsionar, secuestrar, vender droga a niños. Los gobiernos de América Latina tienen que dejar en claro que ese tipo de cosas no las van a tolerar y, si alguien las comete, va a recibir un castigo muy severo. En nuestros países no hemos sido capaces de hacer ese trabajo y las mafias se creen gobiernos y que tienen poder.
Usted dice que las mafias solo le temen al Gobierno de Estados Unidos. ¿Con la salida del FOL de la Base de Manta en Ecuador los carteles mexicanos han extendido sus redes al Pacífico sur?
Así es. Hay policías que son mucho más duras con el tema del crimen organizado. A escala latinoamericana, la chilena, argentina y brasileña son las más eficaces, pero en términos generales la región es muy vulnerable a los delitos transnacionales y quienes sufren son los centroamericanos: El Salvador, Honduras, Guatemala.
¿Hay riesgo de que en Sudamérica se presente una ola de violencia como allá?
En México, el impacto es muy fuerte porque somos vecinos del gran consumidor de drogas. Ustedes no tienen esa desventaja.
Ecuador se ubica en medio de los mayores productores de coca, ¿eso puede influir?
La producción genera muchos conflictos y riñas de violencia entre organizaciones que quieren entrar al mercado y las que no las dejan. Si nosotros tenemos problemas por el lado de la distribución y la venta, ustedes los tendrán por ubicarse cerca de los productores. En la cadena de la comercialización hay violencia.
En Ecuador se ofrece dinero a quienes proporcionan información sobre las personas consideradas Más Buscadas. ¿Eso sirve para combatir el crimen o activa una competencia entre miembros de bandas que se delatan?
Eso siempre ha existido en el crimen organizado, independientemente de que haya o no una lista de Los Más Buscados. Se generan muchas deserciones de gente que pasa de una organización a otra y se delata para debilitar al adversario. Le comunican a la Policía dónde opera tal banda, quiénes son los jefes…
¿Eso puede afectar a las investigaciones?, ¿ese recurso puede ser mal utilizado?
Muchas veces, de ese tipo de traiciones se valen los uniformados para afirmar que después de un trabajo de Inteligencia muy intenso se detuvo a los sospechosos, pero solo se trata de una simple deserción. En esos casos no hay trabajo de Inteligencia policial.
Pero, ¿esa medida es efectiva o no pasa de lo mediático?
Sí es mediático. En época de elecciones se puede obtener muy buenas rentas electorales. La gente piensa de manera muy intuitiva, pero equivocada, que al detener más personas se va a debilitar el crimen organizado, pero eso está muy lejos de la realidad. Cuando se aprehende a un narco, lo que se hace es incrementar el número de delitos en una zona.
¿Por qué?
Si el trabajo de aprehender a las personas consideradas como las más peligrosas está mal planificado, las organizaciones se fragmentan y comienza una pugna entre ellas, que genera olas de violencia durante años.
¿Lo mismo sucede al desarticular organizaciones?
Claro. Lo que no han entendido los gobiernos latinoamericanos es que al desatar la violencia se genera un contexto de caos. Es terreno fértil para que aparezcan otros delitos y surjan los mercados de protección ilegal: extorsión, secuestro, tráfico de personas, etc.
HOJA DE VIDA
Su experiencia. Mexicano especializado en el Colegio de México y la Universidad de Chicago (EE.UU.). Trabajó como asesor y analista del Centro de Investigación y Seguridad Nacional.
Su punto de vista. Las mafias de narcotraficantes no les temen a los gobiernos de América Latina.
HOJA DE VIDA
Su experiencia. Mexicano especializado en el Colegio de México y la Universidad de Chicago (EE.UU.). Trabajó como asesor y analista del Centro de Investigación y Seguridad Nacional.
Su punto de vista. Las mafias de narcotraficantes no les temen a los gobiernos de América Latina.