Dos detenidos por cuádruple crimen

La Policía presentó ayer a Wilter S., de 34 años, como el supuesto autor confeso del cuádruple crimen que el 6 de octubre conmocionó a Santo Domingo de los Tsáchilas.

Ese día, Carlos Chuquirima, su esposa Wilma Tumbaco, su cuñado Jorge Luis Tumbaco y su empleada Faustina Contreras fueron hallados muertos, tras ser incinerados en un gimnasio.

La indagación previa, que se inició hace siete meses, concluyó ayer con la audiencia de formulación de cargos. El juez undécimo de lo Penal, Mario Fonseca, ordenó la prisión preventiva de Wilter S. y de Xavier C., este último como supuesto cómplice.

Para el judicial, se trató “de un hecho que causó conmoción en la colectividad”. Los familiares de las cuatro víctimas estuvieron en la diligencia y felicitaron a Fonseca por su resolución.

En sus declaraciones, Wilter S. narró que tenía deudas. Según la investigación, él habría conocido que los propietarios del gimnasio tenían dinero efectivo y planificó un robo.

El 6 de octubre, a las 11:00, ingresó al garaje del edificio. Según la indagación, amenazó a Carlos Chuquirima, dueño del gimnasio, y lo apuñaló hasta degollarlo. “Eso no estaba planificado, me asusté y pensé que debía terminar con todos”, dijo el sospechoso, en el proceso impulsado por la Fiscalía.

Después, según lo recabado por la Policía, subió al tercer piso con Xavier C. Ahí estaban Wilma Tumbaco; su hermano Jorge Luis, quien era una persona con discapacidad; y Faustina Contreras, empleada doméstica.

Los cuerpos fueron maniatados con cinta de embalaje, colocados uno a continuación de otro y rociados con gasolina. Luego se encendieron papeles, cerca de un tanque de gas, para simular un incendio, se estableció ayer durante la audiencia.

El 6 de octubre, los vecinos del gimnasio alertaron a los bomberos, quienes llegaron, apagaron las llamas y hallaron los cuerpos. Wilter S. y de Xavier C. se habrían robado USD 13 000.

La Fiscalía dice que Wilter S. supuestamente regresó a la escena del crimen, cuando los casacas rojas actuaban. El sospechoso asegura que decidió confesar su crimen, tras convertirse al cristianismo, con la ayuda de una mujer, a la cual calificó como su madre adoptiva, porque le ayudó a encontrar a Dios.

Durante la audiencia de formulación de cargos, Wilter S. permaneció con los ojos cerrados y parecía orar. Llevaba sandalias y una especie de poncho que usó para cubrirse el rostro.

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