El deporte extremo sin controles en Mindo

En el complejo Mindo Canopy Adventure.  El turista  se cruzó un cable de 400 metros  de largo a  100 metros de alto. Paúl Rivas /EL COMERCIO

En el complejo Mindo Canopy Adventure. El turista se cruzó un cable de 400 metros de largo a 100 metros de alto. Paúl Rivas /EL COMERCIO

Lanzarse al vacío en el soporte de un cable de acero de 400 metros de longitud y a 100 metros de altura es sentirse como un pájaro arrastrado por el viento, envuelto en un vértigo que se convierte en ráfaga que acerca a los pequeños árboles de abajo, a un verdor absoluto cubierto por un cielo cenizo.

Esa sensación se experimenta en el centro de diversión para deportes extremos Mindo Canopy Adventure, localizado en Mindo, y uno de los que más seguridades brinda a turistas nacionales, en un 80%, y a extranjeros, en un 20%, liderados por estadounidenses y europeos.

La misma sensación de vacío y de imágenes fulgurantes de un bosque tupido de canelo, matapalo, cedro y pambil, acaso habrá sentido la estadounidense Julia Musailova, de 33 años.

Ella murió el pasado domingo al romperse un cable de acero, mientras hacía canopy en un sitio vecino a Mindo Canopy Adventure. O quizá escuchó por última vez el rumor musical del río Mindo que corre, limpio y correntoso, entre los árboles.

Mindo está consternada y nerviosa por la muerte de Julia. La parroquia pertenece al cantón San Miguel de los Bancos, localizado a más de 100 kilómetros al occidente de Quito.

El motivo de conversación en el parque, en las 12 operadoras de turismo, reconocidas por el Ministerio de Turismo, y en la mayoría de los 62 hostales y hoteles, es: cómo pudo haber ocurrido el percance fatal en ese lugar, que ya tenía cinco años de operación.

¿No hay control del Ministerio de Turismo? “Ninguno”, responde Juan Real, guía del bosque nublado Nambillo-Mindo, apoyado en un muro esquinero del parque. “Los técnicos del Ministerio solo vienen en los feriados a exigir la presentación de los permisos de funcionamiento de bares, hostales y hoteles; es urgente que exista un reglamento que controle las actividades deportivas de riesgo, en los ríos y en el aire”.

“Si el Ministerio de Turismo –dice Real- vigilara el trabajo de las operadoras todos estaríamos en paz; Mindo, de 3 000 habitantes, vive del turismo y no quisiéramos que los visitantes dejaran de venir por aquel triste y sentido accidente, todos queremos colaborar para poner la casa en orden”.

Real se queda en el parque exhibiendo con orgullo su carné de guía naturalista, concedido por el Ministerio de Turismo tras un curso, de cuatro meses, que hizo con otros 100 compañeros.

Camino a Mindo Canopy Adventure, mojados y felices, un grupo de 23 chicos del Colegio Pachamama, de Tumbaco, no para de contar la aventura que significó practicar tubing en el río Mindo. Martín Jaramillo, el más entusiasta, sostiene que en tres boyas amarradas con sogas navegaron tres kilómetros río abajo.

En cada conjunto de boyas iban siete alumnos con el apoyo de guías. Jeanneth Meneses, profesora de psicología, afirma que le pareció práctico y seguro (todos iban con chaleco y casco).

Los chicos acamparon en la hacienda La Isla, de Fernando Patiño, que también se dedica al rapel en cascadas.

Alexia Nelson, alumna estadounidense de 14 años, reconoce que la navegación fue bella. “Nunca olvidaré el agua por todo lado y los gritos de alegría”.

Un canopy de 3 500 metros

Manuel Sibaja, costarricense y nacionalizado ecuatoriano, está al pie de una plataforma de madera de 5 m de alto.

Él es el Gerente y dueño de Mindo Canopy Adventure, situado a 4 kilómetros del pueblo. Desde la plataforma parten los turistas a disfrutar del vértigo por un complejo recorrido de 3 500 metros de 13 líneas distintas de cable que van de base en base por el vasto y singular paraje.

Mientras dos turistas polacos se lanzan a su aventura -12 expertos guías son el apoyo clave- Sibaja muestra una certificación de Roy Estrada Baltodano, uno de los mejores técnicos de Costa Rica en construir canopy en ese país, Nicaragua, Belice y Honduras.

Lo exhibe como una medalla ganada a pulso: él construyó su canopy en Mindo.

Sibaja, alto y corpulento, trabajó seis años con Estrada en Costa Rica (Centroamérica).

Aprendió los secretos del tendido de cables, del uso de poleas, casco, arneses, guantes; las estaciones en las que se fijan los cables en los árboles más fuertes, como el arrayán. “Yo uso dos estaciones –árboles inmensos- si una falla, el otra es de emergencia”.

Los cables son de tres octavos de pulgada y resisten de 6,8 toneladas de peso. “Hay que saber construir un canopy, yo los he hecho en Cuenca, Ambato y Vilcabamba; la gente debe tener confianza, me duele el accidente; reconozco que dos familiares de la empresa (donde ocurrió la tragedia) vinieron a hacer ciertos trabajos cuando Roy Estrada hacía mi canopy, pero no conocieron el proceso”.

Sibaja reconoce que el Ministerio de Turismo sí socializó el reglamento de control, entre el 2011 y el 2012. “Sé que ya está a punto de salir, es urgente que lo tengamos para beneficio nuestro y del turismo”.

Pese a la tragedia reciente, la gente no deja de venir a Mindo Canopy. Los 12 guías van y vienen agitados por el trabajo. Vienen 1 200 turistas por mes.

Al retorno, en la plataforma del lugar de la tragedia de la turista solo se ven los cables y sogas rotas; abajo se oye el rumor del río.

Las empresas

Doce operadoras de  deportes extremos tienen los papeles en regla. Algunas son Cascada Nambillo, El Carmelo, Mindo Lago, Refugio de Caminantes...

Mindo Canopy opera desde  hace seis años. Además ofrece Tarzan Swing, un péndulo de 40 m de largo y 25 de altura. Costos, desde USD 3,50 a 12, el recorrido es  por las 13 líneas.

Juan Real, un guía del  bosque nublado Nambillo-Mindo, el hábitat de 500  especies de aves, da una pista para entender cómo funcionan  las operadoras que ofrecen deportes extremos, uno de los mayores atractivos de la zona: aquí no hay ningún control de equipos, ninguna autoridad revisa la infraestructura de los sitios, todo viene de la iniciativa de los dueños.

El Ministerio de Turismo solo controla que estén regla los papeles de  los hoteles, bares y bares durante los feriados, como el último que hubo por el 24 de Mayo (Batalla de Pichincha).

Las inspecciones se efectúan en Baños

La muerte de la estadounidense Julia Musailova, mientras practicaba canopy en Mindo (Pichincha), puso en alerta a las autoridades de Baños,  en Tungurahua. En este cantón se realizan diversos deportes de aventura.

En Baños funcionan 70 operadoras y negocios turísticos que ofrecen la práctica de rafting, kayaking, canyoning, salto de puentes, paseos a caballo, caminatas ecológicas, ciclismo, andinismo, camping, canopy, parapente, tarabitas, entre otros.  

Por eso, desde el 2007 se aplican controles periódicos a estas actividades en las parroquias Ulba, Río Verde, Río Negro, la zona urbana baneña  y otros sectores.

“Contamos con una Ordenanza vigente  y se integró un Comité Técnico de Apoyo que está integrado por miembros de la Policía, bomberos y guías profesionales de la localidad.

Ayer se reunieron sus integrantes para definir las fechas de nuevos operativos de control”, explicó Ernesto Mayorga, director de Turismo del Municipio.

El martes se realizó un recorrido por algunas empresas situadas en  San Martín y Puntzán con apoyo policial.

Juan Carlos Bonilla, propietario del servicio turístico Canopy-Tarabita San Martín, apoyó los controles. “Es necesario que se revisen periódicamente los equipos y el estado de la infraestructura para evitar accidentes. Los visitantes también deben exigir seguridades e instrucciones antes de practicar un deporte de aventura”.

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