El estruendo de la bomba es ensordecedor. Los 104 decibeles de sonido hacen temblar los vidrios de un edificio de seis pisos.
El hongo de fuego que se forma tras el estallido es solo una distracción. 15 comandos del Grupo Especial de Operaciones Ecuador (GEO) del Ejército la aprovecha para asaltar el edificio.
El GEO se creó en 1985 con una consigna: proteger al Presidente de la República. Ahora también está preparado para intervenir en operativos de toma de aviones, buques, buses y edificios como el de seis pisos.
Cinco militares jóvenes descienden desde la terraza, tambaleándose, en una gruesa cuerda negra. Tiene los rostros cubiertos con pasamontañas. El chaleco antibalas está sobre el uniforme de camuflaje pigmentado.
Las botas gruesas de caucho sirven para romper uno de los vidrios del edificio e ingresar al tercer piso. Ubican con sus fusiles M-24 (de asalto) a los secuestradores. Disparan con precisión a la cabeza o al corazón.
El 24 de junio pasado, ellos obtuvieron el primer lugar en la competencia Fuerzas Comando, del Comando de Operaciones Especiales Sur del Ejército de EE.UU., en República Dominicana. Por primera vez, desde que el torneo se creó en el 2005, Ecuador obtuvo la copa de oro blanco que se entrega a los ganadores. “Es un logro importante, pues la tecnología de muchos competidores era superior a la nuestra y pese a eso logramos vencerlos”, señaló el jefe del GEO, Agustín Proaño.
La toma del edificio fue una de las pruebas. En la planta baja, otro equipo de cinco comandos hace detonar un explosivo en la puerta principal e irrumpe formado en fila. Los civiles que están en el interior del inmueble con las manos amarradas observan cómo empiezan a caer, a su alrededor, los blancos de papel que emulan a secuestradores reales.
Los GEO se entrenan todos los días, durante ocho horas, para lograr una efectividad de disparo. Según Proaño, un grupo de comando de 400 hombres de FF.AA. realiza, en promedio, 80 000 disparos de práctica. El GEO, integrado por 130 elementos operativos, dispara 300 000 balas en el mismo período.
Una furgoneta verde, con vidrios polarizados, frena a raya frente al edificio de seis pisos. Es el único flanco que queda por cubrir. Los militares colocan una escalera de hierro en el marco de una ventana y caminan por sobre ella con las armas en la mano.
Son los mismos oficiales que participaron en la prueba de República Dominicana: Juan Carlos Holguín, Juan Carlos Carrillo, Iván Tapia, Kleber Oscollo, David Verdezoto; Édgar Guancha y Miguel Cubero.
Ellos superaron a 18 grupos de élite de Ejércitos como el de Chile, Colombia, EE.UU., Argentina, Belice, entre otros. Tuvieron que superar pruebas sobre técnicas de asecho, marcha forzada, asalto combinado y de francotiradores.
Estos últimos están desplegados en las lomas cercanas al edificio de seis pisos. Es difícil observaron entre la vegetación, pues se mimetizan en ella, con la ayuda de trajes especiales.
Son capaces de reventar un globo de aire a 100 metros de distancia. Los francotiradores acompañan al Presidente Rafael Correa cuando está en espacios públicos. Son los primeros en alertar sobre una amenaza.
Integran, desde el 8 de julio pasado, el recién nacido Servicio de Protección Presidencial (SPP). El Primer Mandatario lo creó para fortalecer su seguridad y la del vicepresidente, Lenín Moreno. Aunque también aprovechó para hacer extensiva la protección al secretario de la Administración Pública, Vinicio Alvarado.
El SPP estará conformado por policías, militares y civiles.
El GEO se mantendrá como vanguardia. Está integrado por los mejores elementos de la Brigada de Fuerzas Especiales de la Fuerza Terrestre. Para ingresar al grupo, refiere Proaño, se debe haber aprobado el curso de comando paracaidista. Luego, hacer un curso de cuatro meses y otro de tres, para especializarse”.
El equipo que ganó el concurso en República Dominicana localiza a los rehenes en el interior del edificio de seis pisos. Lo cubren con sus cuerpos mientras terminan de dispararles a los blancos de papel. Guían a los civiles hacia la salida del inmueble y el ejercicio de asalto culmina. Un oficial mira a los ojos al resto de compañeros y les recuerda el lema del grupo. “Solamente merecen vivir aquellos que por un ideal están dispuestos a morir”.