Entre empujones y gritos, el ambiente en los exteriores del Centro de Rehabilitación de Varones Nº 1, más conocido como la Penitenciaría de Guayaquil, retornó a su ‘habitual’ trajinar la mañana de ayer.
Más de 1 500 personas se dieron cita hasta el centro penitenciario ubicado al noroeste de la urbe porteña. Beatriz B., quien llegó con una hija de ocho años, decía que permanecía en la fila desde las 09:00.
Dos uniformados a caballo y ocho motorizados intentaban mantener el orden de las columnas para el ingreso: la de mujeres con niños, la de mujeres de la tercera edad, la de hombres y mujeres en general, entre otras.
Beatriz B., quien reside en el sur de la urbe, tomó dos buses para traer dinero a su esposo. “La noticia de la balacera me asustó. Mi marido puede comprar todo adentro, desde tabacos, comidas y hasta ropa”, explicó la señora.
La requisa realizada por los grupos de élite de la Policía, tras el incidente armado de la mañana del sábado, arrojó como resultado el decomiso de 41 armas blancas (cuchillos, navajas…), cuatro sierras, 15 cargadores de celular, 11 destornilladores, ocho pipas, 63 paquetes de marihuana y ocho de heroína. Todo, en el pabellón denominado Sol Naciente.
Mientras que en otro pabellón se encontraron 396 paquetes de heroína para dosis individuales y un teléfono celular. Así lo indica la denuncia presentada por el director centro penitenciario Héctor Reyna, en la Fiscalía.
Para que un visitante ingrese al interior debe pasar por tres filtros. Yadira L., familiar de un detenido, consideró que en ocasiones exageran con las precauciones y por ello dijo que le resultaba inexplicable que los incidentes entre los detenidos sean violentos. “Nos hacen relajo -explicó la mujer- por tratar de meter una camiseta. Pero, adentro ves gente que sin complicaciones ingresa comida”.
Según las autoridades, en el incidente armado, que ocurrió a las 10:20, se utilizó un revólver y una pistola de 9 mm. Según las versiones, varios disparos registrados en la cocina impactaron a Miguel P., quien estaría implicado en dos asesinatos. El interno asesinado registraba antecedentes por posesión y tenencia ilegal de armas y cargos de asociación ilícita.
El otro fallecido, Eduardo C., estaba detenido por tenencia de armas y el tercero, Luis A., había sido procesado por asesinato.
La riña también afectó a cuatro reos. Uno de ellos fue internado en un hospital y tres más se recuperaban en el policlínico de la Penitenciaría. Tres reos más son investigados por el incidente.
Al mediodía, Gladys C., familiar de otro interno, se cubría del sol con un periódico que compró para enterarse del hecho. El intenso sol fue aprovechado por los vendedores de agua helada, cerezas y mango picado.