Un pequeño altar, armado sobre una mesa de plástico, destaca en el deslucido salón múltiple de la Escuela Coquitos. El plantel privado, donde también funciona un jardín de infantes, se ubica en una ciudadela de clase media en el norte de Guayaquil.
Sobre el altar reposan un crucifijo de estilo barroco y una foto desgastada de la directora y fundadora del plantel, Isabel del Rocío García Calderón.Luego de permanecer siete días en coma, la docente murió el pasado 9 de marzo, debido a las complicaciones por una presunta mala práctica médica en un consultorio que ejercía como clínica de cirugía estética. El miércoles 2, la maestra, de 46 años, ingresó al centro privado, ubicado en un sector residencial del norte de Guayaquil, para realizarse una serie de cirugías estéticas.
Luego de una intervención de más de siete horas, la paciente salió de urgencia en una ambulancia y fue trasladada al hospital Luis Vernaza. Los médicos la intervinieron debido a un infarto y la ingresaron en la sala de reanimación. “Desde que salió de esa clínica estética, mi mamá nunca más volvió a recuperar la conciencia”, manifiesta su hijo mayor, Fernando G.
Un grupo de niños corretea en la sala donde se instaló el altar. Sus madres se acercan y entregan sus condolencias a Fernando G., también docente en la escuela. “Rocío era muy querida por todos aquí, ella abrió la escuela hace 19 años, cuando no había nada”, cuenta una amiga de la fallecida.
Isabel del Rocío decidió operarse pese a padecer de hipertensión, una prediabetes y un diagnóstico reciente de hipotiroidismo. “Ella era una persona bien decidida. Hace tiempo me había contado que se iba a practicar una reducción de senos, nunca me indicó cuándo”, dice su hijo.
En los planes de la maestra no solo estaba la reducción de senos, también había programado una reducción de grasa abdominal, de brazos, y un estiramiento facial. El viernes 4, dos días después de que la maestra ingresara grave al hospital Vernaza, su hijo presentó una denuncia en la Fiscalía, contra el director del centro estético, por negligencia médica.
Fernando G. denunció al galeno del centro estético por una presunta mala práctica médica. “El médico tenía que haber tomado todas las medidas, si sabía el historial clínico de mi mamá”.No obstante, la fiscal Luz Paz y Miño, quien abrió una indagación previa sobre la denuncia, explica que no se puede imputar al galeno por negligencia médica, porque como delito no está tipificado en el Código Penal. Al respecto, considera que el caso podría configurarse como homicidio culposo. “Esto es, si una sustancia administrada de manera voluntaria, que puede alterar gravemente la salud, es dada sin la intención de causar muerte, pero la produce, se reprimirá al culpado con 3 a 6 años de prisión”.
La investigación
La Fiscal pidió el martes pasado el protocolo de autopsia al hospital, y la historia clínica del centro estético, para determinar las causas de la muerte. Además, solicitó que el galeno rinda su versión libre hoy. “Queremos verificar qué sustancia se suministró a la paciente, y si se tomaron las precauciones ante su problema de hipertensión”, detalla la Fiscal.
En una inspección que la Dirección de Salud realizó el martes pasado dentro del centro de estética, se hallaron cremas de adelgazamiento, vendas e hilos de suturar caducados. Por ello se procedió al cierre temporal del local. Además, comprobó que el centro solo tenía permiso para trabajar como consultorio médico, mas no como clínica de cirugía estética.
Desde que la muerte de uno de los pacientes del centro estético se hizo pública, el cirujano ha evitado en todo momento pronunciarse. Su abogada, Dalma Blum, se limitó a confirmar que el centro estaba tramitando el permiso de operación del 2011.
Incluso, según se informó en el noticiero de Ecuavisa, el canal fue amenazado por un abogado, de ser enjuiciado, si emitía un reportaje sobre el tema.
En el exterior
Sobre el médico, la Fiscalía pidió esta semana a la Corte Nacional de Justicia que certifique si sobre él pesa una solicitud de extradición de Estados Unidos.
Un reportaje del rotativo Daily News, de Nueva York, del 30 de enero del 2003, informaba que el galeno, por entonces de 50 años, había sido condenado en ausencia por el delito de desfigurar a cinco de sus pacientes luego de practicarles cirugía plástica.
“El convicto huyó a Ecuador antes de que empezara el juicio”, relataba el fiscal estadounidense a cargo de ese proceso, Richard Brown. Según el reportaje, él realizó operaciones a mujeres entre los 30 y 58 años, entre el 2000 y el 2001. Según el diario, el médico fue arrestado el 19 de abril del 2001, en un centro de estética en Nueva York.
En Internet, el médico detalla en un largo currículo, prácticas quirúrgicas en hospitales y centros estéticos de Nueva York. También promociona su centro como uno de los más modernos del país y resalta su larga experiencia.
El hijo de la maestra dice no entender cómo las autoridades de Salud permitieron que el galeno siga ejerciendo, pese a tener una sentencia por mala práctica médica en Estados Unidos.
“Cuando salió en la televisión la denuncia, me llamaron unos señores que dijeron que eran del FBI (Buró Federal de Investigación). Me preguntaron sobre mi caso, la ubicación de la clínica y si conocía de otros pacientes del médico. Supongo que la justicia de EE.UU. está más interesada en el caso que la nuestra”, señaló.
El centro está clausurado
El cirujano deberá probar ante las autoridades de Salud si el centro de estética que dirige tiene todos los permisos para esa actividad. También deberá justificar si tiene autorización para ejercer como cirujano plástico.
La Dirección de Salud del Guayas decidirá el próximo jueves si habrá sanciones para el médico y su centro de estética.
El jueves pasado, en la audiencia de Juzgamiento en la Dirección de Salud, las partes expusieron sus argumentos. El abogado de la familia de la paciente, Freddy Viejó, dijo que el galeno confesó que no tenía permiso de funcionamiento de su centro para el 2011. “Según el uso de suelo municipal solo podía funcionar como centro de belleza, y de acuerdo con el Registro de Contribuyentes, se dedica a la actividad de adelgazamiento y masajes”, dijo
Viejó insistió en la supuesta insistencia del médico para que la paciente se operara allí. “La muerte de la paciente se da por la insistencia intensa del médico mediante llamadas telefónicas. La convenció cuando ella no tenía un parámetro clínico para someterse a cirugía.
La clínica además no contaba con lo mínimo para salvarle la vida”.
Dalma Blum, abogada del médico, mencionó que, si existiese alguna sanción contra el galeno, esta deberá ser dictada por un juez de lo Penal del Guayas. “Esa instancia deberá determinar la culpabilidad, no la Dirección de Salud, que no es competente”.