La nacionalidad tsáchila está de luto por el asesinato de Porfirio Calazacón Calazacón. Él fue un chamán vegetalista de 72 años y murió asfixiado.
Su cuerpo fue hallado ayer cerca de las 06:00 en su casa, en la comunidad Chigüilpe, en Santo Domingo de los Tsáchilas.
Los familiares lo encontraron en su cama. El cadáver tenía las manos atadas con un cordón de zapatos, los pies amarrados con un pañuelo y el rostro cubierto con un mantel.
La familia de Calazacón no quiso dialogar sobre este tema con los medios de comunicación. “Vayan contra los asesinos y los ladrones”, gritaba una mujer, desconsolada y triste por la muerte del chamán tsáchila.
Calazacón era popular entre sus vecinos. En su domicilio recibía a los clientes y enfermos que llegaban de todo el país en busca de un remedio para sus enfermedades. Además, cada tarde departía con la gente que acudía a las canchas de indorfútbol y de ecuavóley, que están frente a su casa. Él habitaba en una vivienda de dos pisos.
El ex gobernador tsáchila Héctor Aguavil manifestó que los chamanes “no son personas violentas y agresivas, sino de paz”.