Eran las 02:00 del jueves. Maribel (nombre protegido) y sus pequeñas hijas, de 3 y 5 años, dormían en el único cuarto que la señora de 35 años arrienda en el barrio Dos Puentes (centro de Quito).
Un fuerte golpe en la puerta la despertó. Era su ex esposo que a la fuerza ingresó a la casa. Adentro intentó encender el equipo de sonido, pero ella lo impidió. Eso lo molestó y entre insultos la golpeó en el rostro y la arrojó al piso.
fakeFCKRemoveMaribel quedó casi inconsciente, sus pequeñas hijas lloraban junto ella y él salió de inmediato.
Algo similar ocurrió en diciembre del 2009. En esa ocasión no denunció la agresión y hoy tampoco tenía intenciones de hacerlo, pero su hermana la obligó.
Las dos entraron ayer a la Comisaría Segunda de la Mujer, en la Casa Tres Manuelas (centro de Quito). Cada día, la comisaria Myriam Oña recibe hasta 40 casos similares. “Estas agresiones pueden llegar a delitos graves y hasta a la muerte de la mujer”.
Cuando el asesinato de las mujeres ocurre por agresiones de sus parejas se denomina femicidio.
En una investigación presentada el año pasado, Fernando Carrión, investigador Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), explicó que el femicidio aún no está tipificado como delito y que “todavía no es una problemática reconocida ni tampoco visibilizada socialmente”.
Las cifras también son esporádicas. En su estudio, Carrión cita otras investigaciones hechas entre el 2000 y el 2006. Según ese informe, en seis años hubo 82 femicidios, es decir, 13 cada año.
Jenny Pontón, otra investigadora de la Flacso, cita datos del 2008 y revela que en ese año hubo 44 casos a escala nacional. En la Fiscalía solo existen registros de homicidios, pero se calcula que en el 2009 hubo 48 femicidios.
De lo que sí hay estadísticas nacionales recientes es del maltrato intrafamiliar a mujeres y a hombres. Según el Ministerio de Gobierno y la Fiscalía, en el 2008 se registraron 64 801 casos y en el 2009 subieron a 72 848.
Desde hace 30 años, Marcelo Jácome es médico legista de la Policía Judicial (PJ) de Pichincha. En este tiempo ha visto que en estos hechos los agresores frecuentemente utilizan armas blancas, de fuego y estrangulamiento.
Maribel tiene miedo de que en algún momento su ex esposo intente algo grave. “Me tiene amenazada. Siempre me dice que si algún día no regreso con él me hará sufrir y me dejará desfigurada”.
Jácome, quien ahora es director de Medicina Legal de la PJ, recordó que hace dos años recibió en la morgue a una mujer con 20 puñaladas que su pareja le proporcionó solamente en el rostro.
“La señora estaba desfigurada y el agresor, aparentemente, no quería que ella se quedara con otro”, contó. Iván Riofrío, psiquiatra, coincidió con esta tesis y añadió que los agresores con esta personalidad son más agresivos luego de ingerir bebidas alcohólicas o sustancias estupefacientes.
El esposo de Maribel llegó a la casa en completo estado etílico.
Afuera dos amigos, también borrachos, lo esperaban. “Él vende CD en los buses y solo pasa con los amigos en las cantinas. Para esto sí tiene plata, pero para cuando le pido para mis hijas siempre me dice que las ventas están malas”, indicó la señora. Según estudios de la Flacso, la mayoría de casos de femicidio se produce por celos de pareja o por venganza.
La Comisaría que maneja Oña está repleta. En la puerta principal tres mujeres esperan la boleta de auxilio. Los ojos de Martha P. están cubiertos con gafas oscuras.
Las utiliza, porque el papá de su hijo la golpeó y causó moretones. “Le reclamé, porque lo vi con otra mujer en mi propio barrio. Eso no le gustó y vino con su mamá a reclamarme y me dejó así”.
La comisaria Oña solo recibe las denuncias por contravenciones: agresiones que no causen la inmovilidad de la víctima por más de tres días. Cuando eso ocurre la pena es prisión por hasta 30 días y una multa de USD 28.
Si la inmovilidad va más allá de cuatro días, los casos pasan a la Fiscalía. Francisco Hidalgo es el fiscal que trata estos casos. Él lleva seis meses en el cargo. Cada semana recibe hasta cuatro denuncias, pero hasta ahora ningún caso ha llegado a sentencia en firme.
Explicó que aquello se debe a que las madres abandonan las causas, porque “vuelven a unirse a sus parejas, porque dicen que si siguen separados no les dan el dinero para los hijos”. En Pichincha seis fiscalías analizan estos casos y menos del 10% de casos se resuelve con sentencia.
En femicidio los casos también son esporádicos en estas dependencias. Por ejemplo, la fiscal Sandra Rocillo lleva un año y medio en la Unidad de Delitos contra la Vida e indicó que en ese tiempo no tiene ningún caso.
El artículo 463 del Código Penal determina que si la inmovilidad de la víctima a causa de una agresión va de cuatro a ocho días la pena es de 15 días a tres meses de prisión. Y según el artículo 465 de esta norma, la detención puede extenderse hasta dos años si la lesión dura hasta 90 días.
En el caso de Maribel, no se aplicó ninguna de estas penas. Su caso se quedó en la Comisaría Segunda de Quito, porque el médico legista emitió un informe y dijo que la agresión que recibió de su ex pareja le provocó una inmovilidad parcial de dos días.