Fabricio R./ Ibarra
Víctima de la inseguridad
Estábamos en una reunión familiar y dejé mi vehículo estacionado en la avenida Jaime Rivadeneira, una de las más transitadas de Ibarra. Luego de salir de la casa de mi primo nos dimos cuenta de que alguien había roto el vidrio de la ventana y se había sustraído el teléfono celular que mi esposa olvidó y el radio del panel.
[[OBJECT]]Hicimos averiguaciones a los vecinos del sector y nadie supo dar información del robo. Estuve en el lugar menos de dos horas. Pero ese no fue el hecho de inseguridad más grave que he vivido.
Desconocidos ingresaron a mi departamento, que está en el tercer piso, mientras toda mi familia dormía. Presumo que alguien ingresó y nos dio alguna sustancia que nos aletargó, porque esa noche no sentimos nada.
Por la corta edad de mi hija menor es común despertarnos a cualquier hora de la noche, pero esa vez dormimos increíblemente. Al levantarnos no nos dimos cuenta de nada, porque todas las cosas estaban en aparente orden y nos concentramos en nuestra hija. Pero cuando salíamos fuimos a buscar los teléfonos celulares de alta tecnología, mi billetera y la cartera de mi esposa y no estaban en el sitio de siempre.
La tarde anterior había cobrado el sueldo de mi trabajo y también desapareció. Empezamos a revisar y encontramos abierta una ventana de ingreso a la sala y ahí nos dimos cuenta de que nos habían robado. Llamamos a la Policía y llegó un efectivo después de 45 minutos. Él nos pidió que avaluáramos el monto del robo.
En la casa tenemos televisores y computadoras, pero no se llevaron. Luego nos dijo que debíamos ir a la Fiscalía a poner la denuncia pero decidimos no hacerlo.
Lo que hicimos fue poner protecciones de hierro en las puertas y ventanas. La casa que era muy agradable se convirtió en una cárcel. Fue tanto el temor que provocó ese robo que a mi hija mayor, que dormía sola en su habitación, le pasamos a nuestro dormitorio. Eso duró seis meses hasta que nos cambiamos de casa.
Fui a la Policía Judicial para ver si lograba recuperar mis pertenencias, pero lo único que encontré fueron teléfonos y radios básicos; nada parecido a los aparatos que son presentados en ruedas de prensa por la Policía.
Ahora en mi casa propia tengo puestas seguridades para todas las ventanas. También coloqué alarma en la puerta de ingreso principal y al menos cuatro seguridades en las puertas de madera y de hierro. Lo mismo hice en la parte posterior. Ahora mi casa es una fortaleza para evitar ser otra vez víctima de la inseguridad.