La cámara de Ojos de Águila no captó la balacera en el norte de Quito

En la filmación del sistema de Ojos de Águila se observa cuando el Volkswagen Golf azul se detiene, en el sentido sur-norte, en el semáforo de las avenidas De la República y Eloy Alfaro (norte de Quito). Pero la secuencia no registra el momento en que personas desconocidas abren fuego contra los dos ocupantes del automotor.

“Se grabó hasta lo que se acerca una moto. En ese momento, la cámara hace un giro normal de 360 grados y no se ve lo que disparan”, dice un alto oficial de Policía.

En menos de 30 de segundos, desde la moto, hombres que tenían el rostro cubierto dispararon 23 veces contra las víctimas. La Policía sostiene que el hecho fue perpetrado con un arma de fuego automática. “Para realizar más de 15 disparos en tan poco tiempo se necesita esa arma”, dice un agente que sigue de cerca el caso.

El doble crimen se produjo pasadas las 08:00 del sábado, cuando el tránsito vehicular era escaso en el sector. Los dos cadáveres fueron trasladados a Medicina Legal. Allí, los agentes identificaron al conductor del Volkswagen como Ernesto Piza, de 24 años, extranjero que residía en Ecuador con estatus de refugiado.

Su acompañante, una joven mujer, recién fue identificada ayer: Jennifer González, de 26 años, también extranjera. Se desconoce si también era refugiada.

La pareja estaba en un vehículo flamante y el joven vestía ropa de marca. Para la Policía, esa es una pista que vincularía al caso con el crimen organizado. “De lo que se ve en su presencia, él no da para (ser refugiado) o pedir asilo, a no ser que haya sido por alguna causa extraña en su país de origen”, dijo a este Diario un oficial.

En la Policía hay hermetismo por el caso. En Criminalística no se informó sobre el tipo de munición que se halló en la escena del crimen, tampoco se mencionó la cantidad de casquillos hallados sobre la calzada. “Es un caso delicado, no se puede dar información”, manifestó un policía de esa dependencia.

Solamente se informó que los autores del crimen atacaron a las víctimas por la espalda, desde la ventana posterior izquierda del vehículo, y escaparon. Cada cuerpo recibió cerca de 10 disparos de arma de fuego, desde la cintura hasta la cabeza.

El Volskwagen Golf permaneció en Criminalística hasta el mediodía del sábado. Allí, agentes que llevaban overoles blancos que cubrían hasta su cabello (para no contaminar el escenario) y guantes, buscaban evidencias para tratar de explicar la causa del ataque a la pareja.

Luego de esa inspección, el vehículo fue trasladado a los patios de la Policía Judicial, en Carapungo (extremo norte de Quito).

Los cadáveres permanecían en la morgue hasta ayer, para las investigaciones. Hasta el mediodía, nadie se acercó a las instalaciones de Medicina Legal para preguntar por el cadáver del fallecido.

Los familiares de Jennifer González llegaron en la mañana para reconocer el cadáver. Con lágrimas, una familiar se negó a presenciar la autopsia. “No quiero ver, por favor no me diga que tengo que ver eso”, decía a los forenses. Luego salió del anfiteatro y se dirigió hacia un grupo de familiares que esperaban el cadáver en las afueras del edificio.

Las muertes violentas en Quito preocupan a la Policía. De 85 homicidios y asesinatos registrados de enero a abril en Pichincha, 84 sucedieron en Quito. No hay estadísticas oficiales sobre sicariato.

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