El hermetismo marca a la investigación. Los técnicos que hasta la semana pasada explicaban razones de por qué ocurrió la explosión en un búnker del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) en Pusuquí, ayer dijeron que tenían órdenes ‘precisas’ de no hablar.
“No puedo dar declaraciones, ni explicaciones de nada. El Ministro de Gobierno (Interior) me dispuso directamente que no dé ninguna declaración de absolutamente nada”, dijo un técnico.
En medio del sigilo, este Diario accedió ayer a un dato oficial. El jefe del Cuerpo de Bomberos de Quito, coronel Fernando Ordóñez, reveló que el GIR no tenía el permiso de los casaca rojas, obligatorio para mantener explosivos en sus instalaciones.
“Permiso de Bomberos no. De acuerdo con los registros que tenemos en el sistema no tienen permiso”, indicó a este Diario.
¿El permiso debe ser tramitado cada año? “Se hace una inspección anual y se genera el informe respectivo sobre cómo están las instalaciones (…) Debían haberlo tramitado”, sostuvo Ordóñez.
A esta revelación se sumó otra. En la mañana, en entrevista con la televisora estatal (ECTV), la secretaria de Seguridad de Quito, Lourdes Rodríguez, dijo que en el Municipio tampoco se conocía que en el GIR había explosivos.
“He revisado lo que existía en la Administración Zonal La Delicia y, en realidad, no se conocía que allí existía un búnker o un polvorín. Es verdad. No había ese conocimiento y por eso no había un plan específico en eso. Pero de todas maneras entiendo que la Policía sí lo tenía”, manifestó.
El hermetismo comenzó desde la explosión, el jueves al mediodía, cuando al GIR entró un ve-hículo de la morgue policial, pero las autoridades negaban que hubiesen fallecidos. Solo se permitió el paso a la zona del estallido el sábado luego de que se evacuara, el viernes y de forma sorpresiva, a los vecinos: se dijo que eso fue para retirar material explosivo.
Los jefes policiales, con el general Wilson Alulema al mando, estaban molestos. “Se especula mucho”, dijeron el viernes. Y aseguraron que es un tema de seguridad. El sábado, cuando los vecinos del cuartel entraron a la zona cero, expertos en explosivos explicaron las operaciones que solían realizarse allí. Pero el viceministro de Gobernabilidad del Ministerio del Interior, Óscar Bonilla y el general Alulema, llamaron la atención a un oficial que intervenía. “No vamos a dar más respuestas, ya se explicó lo suficiente”, manifestó el jefe de la Policía.
La detonación y sus secuelas también causan dudas entre los concejales. La edil Elizabeth Cabezas pidió que la Administración La Delicia y los Bomberos entregaran “de inmediato” un informe de lo ocurrido ese jueves.
“Es necesario conocer si cada una de las instalaciones de la zona contaban con los permisos de funcionamiento y la compatibilidad en el uso de suelo”, advirtió Cabezas en un comunicado.
La concejala incluso solicitó que las instituciones públicas y privadas informen del almacenamiento de materiales de alto riesgo.
En los alrededores del GIR los vecinos no sabían que allí se almacenaban explosivos. Joaquín Granada vive tres años en el lugar, pero dice que nadie le informó de este hecho. “No han comentado”.
Su propiedad no resultó afectada, pero sí la de sus vecinos. En un inicio se decía que hay 1 200 denuncias de personas cuyas casas fueron destruidas. Pero ayer, Carlos Proaño, gerente general de la estatal Fabrec y que por delegación del Ministerio del Interior tramita los pagos, indicó que han recibido 800 denuncias por al menos USD 300 000.
En medio de la conmoción por la explosión se aseguraba que el Gobierno destinaría USD 10 millones para esta emergencia, aunque esta vez se dijo que Interior pidió al Ministerio de Finanzas la transferencia de USD 1 millón.
¿Qué cubrirá la aseguradora? Este Diario conoció que Colonial solo atenderá a Fabrec. Y se calcula que los daños en esa edificación, que funciona frente al GIR, llegarán a unos USD 120 000.
¿Quién pagará los daños en el cuartel? Ayer se supo que eso lo cubrirá el Ministerio del Interior.
De hecho, hoy está previsto que esa Secretaría de Estado reciba un informe técnico sobre los valores por reparaciones.
Efraín Salguero, otro morador del sector, tampoco conocía de las bodegas, pero advierte que no piensa en dejar el lugar. “Ahorita ya no pues, porque además han dicho que ya se llevaron todo”.
Se refiere a las declaraciones de los policías, que aseguran que los artefactos ya están en otros lugar.
Según agentes, en el interior del GIR había explosivos decomisados en operativos sorpresas y que eso se va a destruir.
El director de Operaciones de la Policía de Quito, coronel Juan Zapata, aseguró que el material fue llevado a El Gavilán, una zona ubicada en la vía a la Mitad del Mundo y que estará custodiado por policías de élite.
Las reposiciones
Ayer se conoció que en el proceso de reposición de bienes dañados, varias personas se han acercado con artefactos electrónicos averiados tiempo atrás. Este trabajo terminará durante esta semana.
“Llega gente, por ejemplo, con equipos de sonido de hace años y piden hasta USD 800. Una persona solicitó USD 3 000 por un sofá que dijo ser de cuero. Luego de la inspección vimos que era de cuerina”, dijo una persona encargada de este tema.