Los desconocidos gritaron y amenazaron con disparar a quien intentase salir del Banco Pichincha. Eran las 14:15.
Gloria B. hacía fila para retirar USD 50 de la agencia ubicada en la avenida 10 de Agosto y Bogotá (norte de Quito). De pronto, la puerta principal de la entidad se cerró y los guardias se ubicaron en el centro de la sala con las manos en alto. Las cajeras y los clientes fueron obligados a tumbarse en el piso. Entonces, ocho hombres armados rodearon el lugar.
Aún temblorosa, Gloria B. recuerda que todos se quedaron en silencio y solo se escuchaba el timbre de los teléfonos. Uno de los delincuentes, que llevaba un parche en la nariz, dijo: que nadie se mueva, esto es un asalto.
Luego, la mujer recuerda que escuchó decir: vea hombre muévase, tenemos que salir antes de que lleguen nuestros amigos.
Mientras ese grupo estaba en la planta baja, siete personas más habían ingresado al subsuelo del banco. Los agentes dicen que allí esperaron hasta que llegó el blindado que debía llevar cerca de USD 400 000 a otra agencia.
Cuando los guardias de seguridad retiraron el dinero e intentaban acomodarlo en el blindado, los desconocidos amenazaron con armas y se apoderaron de dos fundas negras con dinero.
Afuera, las ventas y el tráfico eran normales. Solo una mujer que trabaja en la zona se percató de que nadie podía entrar al banco. Quiso verificar qué sucedía y desde la ventana vio a una persona armada. Corrió hasta la av. 10 de Agosto y llamó a la Policía.
La gente gritó y comenzó a correr. Por la calle Bogotá transitaba un vehículo Hyundai y se quedó justo en la puerta de la entidad, cuando los presuntos autores del asalto escapaban. Subieron a una moto y a un vehículo Chevrolet Aveo color blanco. La Policía llegó cuando el grupo había tomado la avenida av. América.
Carlos T., manejaba el Hyundai, con él iba otra persona. Cuando vieron a los hombres armados los dos se bajaron del auto y se protegieron en la parte posterior. “Salieron corriendo. Cuatro de ellos quisieron subirse a una sola moto y no pudieron. A uno, que llevaba una funda, casi lo dejan”.
Por la dificultad para embarcarse, la pistola marca Glock se desprendió de la cintura del hombre y cayó al piso. La Policía recuperó esa arma y una cuadra más arriba (entre la Bogotá y Manuel Larrea) también hallaron una Mosberg.
La Policía cubrió el lugar con cintas amarillas e impidió el paso de civiles. El subjefe del regimiento Quito 2, Ramiro Ortega y más de 20 policías con uniforme camuflaje, ingresaron al banco. Desde el vidrio polarizado se pudo ver a funcionarios que se abrazaban, entre el interrogatorio.
Quince minutos después, Ortega abandonó el lugar. No se dieron detalles sobre cómo los delincuentes ingresaron al subsuelo del banco. Carlos T. escuchaba cómo el oficial narraba lo que adentro se vivía en ese momento.
“Para los que vimos todo desde afuera también fue terrible”, dice. “Mientras iban hacia la av. América comenzaron a disparar y una bala impactó contra mi carro”.
El Hyundai blanco que él manejada quedó parado en la calle Bogotá. En el parabrisas se vio una perforación y el vidrio posterior se rompió por completo.
Un hombre que trabaja por el lugar incluso dijo que la bala impactó a una persona de aproximadamente 45 años. Ortega confirmó que había un herido, pero que no sabía más detalles. “No conocemos quién es, ni su salud”.
En las afueras del banco, la Cruz Roja atendía a clientes y a funcionarios de la entidad que presentaban alteraciones nerviosas.
El paramédico Diego Valencia confirmó que no socorrieron a ningún herido. “Solamente chequeamos a seis personas que tenían un cierto nivel de shock”.
Los servicios de emergencia del Hospital Eugenio Espejo y de las clínicas privadas de la zona tampoco recibieron a personas heridas de bala, aunque testigos dijeron que incluso existe un video de la persona afectada. El comandante de la Policía, Freddy Martínez, indicó que no hay policías heridos. “Conozco que hay alguien impactado (…) Me parece que es un guardia del IESS”.
Una fuente de la empresa de seguridad que iba a trasladar el dinero a otra agencia confirmó que los guardias que trabajaban en ese instante resultaron ilesos. A las 17:00, funcionarios de la empresa mantenían una reunión para evaluar lo sucedido.
Cerca de las 16:00, los empleados del banco salieron paulatinamente. Otros seguían en las ventanillas. “Fue horrible esto”, fue lo único que dijo uno de ellos.
Ninguna persona extraña a la institución podía ingresar. En el lugar, la vigilancia aumentó con policías y la seguridad privada.
Segundo C., quien trabaja más de 10 años en un local del sector, afirmó que no recuerda una escena como esta. “Se supone que es un lugar movido, con seguridad permanente, veo que ya no es así”.
Otra persona que cuida carros por las calles aledañas vio ingresar al blindado. “Eso es rutinario, pero no pensé que pasaría esto”.
Otras cuatro incursiones en contra de vehículos que transportaban valores en Quito
20 noviembre 2008
Cerca de la Virgen de Papallacta fue dinamitado un vehículo blindado. Presuntamente transportaba un millón de dólares.
6 de marzo del 2009
Desconocidos vestidos con trajes de policías y militares cerraron el tránsito en la avenida Colón y Reina Victoria, frente al Banco de Guayaquil, y asaltaron a un vehículo blindado. Se llevaron el dinero.
24 de agosto del 2009
Un vehículo blindado fue detenido en un supuesto retén policial a la altura del túnel Oswaldo Guayasamín, en el nororiente de la ciudad. Allí se produjo un intercambio de balas. El dinero no fue robado.
22 septiembre 2009
Un grupo de armados utilizó trajes de médicos para asaltar un blindado en el aparcamiento del Hospital Militar. Incluso, uno de los asaltantes fingió ser un paciente en silla de ruedas. El dinero fue robado.