Ayer, el ex juez Baltasar Garzón recorrió la Fiscalía del Guayas, que está ubicada en el centro de Guayaquil. Esto, como parte de su vigilancia a la reestructuración de la justicia en Ecuador. En ese lugar se negó a hablar sobre el caso de Julián Assange, de quien es su defensor.
“Estamos en el marco de la Veeduría”, señaló el jurista.
A finales de año, la Veeduría Internacional -presidida precisamente por él- deberá entregar su informe final sobre los cambios impulsados por el Consejo de la Judicatura de Transición.
La noche del miércoles, representantes de los derechos humanos recalcaron el trabajo del ex magistrado español en Ecuador.
El Comité Permanente por la Defensa de DD.HH. y el Observatorio Ciudadano de Servicios Públicos reconocieron su carrera judicial. Durante el evento, los discursos giraron en torno a la necesidad de estrenar la justicia.
Junto al español permanecieron Billy Navarrete, director del Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos; Fernando Gutiérrez, ex defensor del pueblo; y Dolores Guerra.
Esta última es esposa de Johnny Gómez, desaparecido desde el 19 de noviembre del 2003, en un operativo policial en una farmacia de Guayaquil.
Gutiérrez enfatizó la importancia de una veeduría real.
“Tienen que hacer en verdad que la Justicia se inaugure. Esperamos que esa misión sea cumplida”, manifestó el ex funcionario.
En cambio, Guerra recordó a Garzón que pronto se cumplirán tres años desde el informe de la Comisión de la Verdad sobre el operativo en la farmacia.
Al final del acto, Garzón agradeció el reconocimiento. “Aunque nos abofeteen mil veces, tenemos que seguir mil una, porque en algún momento se cambia la historia”, expresó durante su discurso, como dando una frase de aliento.
El ex magistrado español es recordado por haber dictado una orden de arresto internacional en contra del ex dictador chileno Augusto Pinochet.
Las medidas se emitieron por presuntas violaciones a los derechos humanos en ese país.