Dos obreros tapan con masilla para metal seis agujeros en la puerta de acero enrollable, tras la balacera de la noche del martes en una peluquería de Carcelén (norte de Quito). El local se encuentra al inicio de una calle asfaltada, en medio de otros negocios, viviendas, tiendas y restaurantes.
Wilson T., propietario del centro de belleza y residente del sector, aparece detrás de una puerta de vidrio. Su rostro refleja tensión. Dice que solo escuchó los tiros. “Pensé que había ocurrido en otro sector del barrio. Cuando me levanté a las 05:00 para limpiar, me encontré con la sorpresa de que había sido aquí”, relata.
¿Podría tratarse de alguna clase de amedrentamiento o amenaza? “No. Como las cerraduras de las puertas se abren desde adentro, los delincuentes no pudieron robar y dispararon”, señala.
Criminalística recogió evidencias en el lugar: siete vainas de proyectil, cinco balas y tres fragmentos de munición. No hubo huellas de sangre, tampoco se reportaron heridos ni fallecidos.
La Policía no lleva un registro de balaceras en Quito. Sin embargo, se han reportado enfrentamientos que dan cuenta de la operación de bandas de crimen organizado. La madrugada del 21 de marzo, en la puerta de una joyería del Centro Histórico de Quito, cinco desconocidos armados dispararon desde una camioneta roja a un patrullero que acudió al lugar, donde supuestamente iba a perpetrarse un robo. El patrullero recibió impactos de fusil en el motor y en el parabrisas. No hubo víctimas y los armados escaparon.
En Pichincha, el año pasado se registraron 14 casos de tenencia ilegal de armas. En el 2009 apenas hubo dos hechos, según la Dirección Nacional de la Policía Judicial. Asimismo, esta dependencia registró un caso de abuso de armas en el 2009 y dos el 2010.
Pero se trata de un subregistro. Según el Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC), el año pasado 93 personas murieron víctimas de armas de fuego en la capital, mientras que en el 2009 las víctimas fueron 83 con la misma modalidad.
De enero a abril de este año, en la Policía se han reportado 84 denuncias de homicidios y asesinatos en Quito. El OMSC estima que más del 30% de homicidios registrados en ese período se cometió con armas de fuego.
Para Edmundo Moncayo, comandante del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ), las balaceras tienen varios orígenes. Uno de ellos ocurre cuando los delincuentes tratan de robar a locales comerciales, casas o transeúntes.
El 12 de agosto del 2010, antes del mediodía, se produjo un tiroteo en la zona comercial de La Carolina. Seis presuntos delincuentes intentaron robar un cajero automático y huyeron en dos motos. Durante el hecho, una mujer fue herida en la pierna.
El oficial agrega que detrás de las balaceras también se esconden amenazas por cuestiones sentimentales o el cobro de deudas. “Si un enfrentamiento armado ocurre por intermedio de una organización delictiva, esta trata de hacer cumplir (con violencia) algún trato pactado que no se puede hacer legalmente”, señala. También -dice Moncayo- hay personas en estado etílico que disparan en momentos de euforia.
En las investigaciones realizadas por la Policía se ha determinado que, en las balaceras y muertes violentas, los delincuentes utilizan armas de 9 milímetros y de calibre 38 ó 22.
Según César Duque, coordinador de la Comisión Ecuménica de los Derechos Humanos (Cedhu), la violencia se origina por la descomposición social.
A su juicio, la gente ahora es más violenta porque adquiere patrones de comportamiento que observa en la televisión y los reproduce. “Antes ocurrían muertes, pero no eran tan violentas. El hecho de que haya balaceras debe preocuparnos porque causan muertes. No es cuestión de decir se trata de una percepción”.
La noche del 9 de abril, una balacera alarmó a los vecinos de Chimbacalle, en el sur de Quito. Desde un vehículo que circulaba a alta velocidad un hombre abrió fuego contra un patrullero. Al igual que en el tiroteo de la noche del martes en Carcelén, no hubo heridos, pero sí dos detenidos armados con revólver.
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