El automóvil rojo del fisioterapista del Hospital Eugenio Espejo, Fabián Escudero Quimbita, fue matriculado siete días después de su muerte en Quito, el 12 de enero pasado. La víctima fue hallada en una alcantarilla de la avenida Simón Bolívar, a la altura de la Universidad Internacional.
Esta fue la pista principal con la que los policías dieron con el paradero del automotor del fallecido en Ambato, capital del Tungurahua. Este fue localizado en poder de un hombre que lo adquirió en USD 8 800.
La persona que compró el vehículo, un zapatero ambateño, señaló que fue estafado. “De buena fe con mi dinero ahorrado compré el carro (…). Estoy involucrado en el asesinato del señor que no sé quién es, no tengo nada que ver, no tomé contacto con el fallecido”.
También explicó que un hombre llamado Juan P. le vendió el automóvil y que Ronald B. recibió el dinero por la venta.
Por este caso, a Juan P. y Ronald B. les dieron prisión preventiva durante la audiencia de formulación de cargos. El primero afirmó que es inocente y que un conocido le pidió que le ayudara a vender el carro a cambio de dinero. “Me dijo que me iba a pagar casi USD 300. No sabía que el carro era robado o que habían matado a una persona para venderlo”. El otro sospechoso prefirió no hablar en la diligencia.
El fisioterapista Fabián Escudero, de 29 años, desapareció en el sur de Quito luego de que acudiera a la feria de autos en Guamaní para vender su carro.
Quienes lo vieron por última vez contaron que él se fue con unas personas que le iban a comprar el vehículo. Se comunicó con su hermana para avisarle que se iba a una mecánica para probar el carro. Luego apareció muerto.