Si urge de un patrocionio legal, puede buscar asesoría en un consultorio jurídico gratuito. En Quito funcionan al menos 10 centros. Ofrecen asesoría jurídica y patrocionio en las audiencias. Sin más para personas sin suficientes recursos económicos para impulsar una acusación o defensa.
El Código Orgánico de la Función Judicial establece que toda universidad tenga un consultorio gratuito. Algunos incluso tienen centros de mediación.
Los consultorios jurídicos de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador ofrecen asesoría jurídica en casos penales y civiles. Ayuda con seguimiento y acompañamiento en audiencias. Está en las avenidas 12 de Octubre y Ladrón de Guevara (esquina). Telf. 299 1700 ext. 1364
En los consultorios de la PUCE también se ofrece mediación, trabajo social, ayuda psicológica y limpieza de récord policial. Pero no ayudan a acusados por violación, drogadicción o violencia intrafamiliar.
El Colegio de Jurisprudencia de la Universidad San Francisco de Quito tiene su consultorio jurídico con asesoría y patrocinio jurídico gratuito.
Atiende casos penales, civiles y laborales. Información en el 297 1700, ext. 1786 o consultoriosjuridico@usfq.edu.ec
Los abogados del consultorio jurídico de la USFQ dan preferencia en la atención a los jóvenes, personas de la tercera edad ya las personas pertenecientes a minorías étnicas o pueblos indígenas.
La Fundación Fabián Ponce, en Quito, también tiene un consultorio interdisciplinario en el área legal y un centro de mediación. Atiende siete turnos diarios que se entregan los lunes y miércoles. Atiende en la av. 10 de agosto N20 – 70 y Jorge Washington. Telf. 321 6912
En la página web de la Defensoría Pública también puede encontrar otros consultorios gratuitos. El Código Orgánico de la Función Judicial establece que toda universidad tenga un consultorio gratuito.
Estuve preso, pero ahora rehabilito
Jaime Merino. Director de la Fundación Remar Ecuador
Soy oficial de Policía. Tenía el cargo de capitán. Pero en un momento de mi vida me vinculé al mundo de las drogas. Fue para mí un gran problema. Algo que se me salió de las manos. Fui dado de baja en el trabajo que tanto amaba realizar y se empezaron a desatar una serie de situaciones que empeoraban cada día más mi vida.
Vivo en Quito desde hace ocho años. Luego de que entré en ese mundo me acerqué a personas no muy buenas, al mundo de la violencia. La parte oscura de esto es que quería seguir haciendo mi función en la Policía pero no de la forma en que uno debe cumplir su trabajo. Incluso disparé a una persona, estuve preso cuatro años y ahí fue cuando me dí cuenta de lo mal que estaba mi situación.
En ese momento me ofrecieron ayuda en Remar y luego de algún tiempo de recibir ayuda me dediqué a ayudar a rehabilitar. Es difícil pasar por algo así, se necesita apoyo de la gente que te rodea, que tengan confianza en ti y eso es lo que queremos en la Fundación. Soy el Director ejecutivo ahora y trato de en lo posible estar cerca de las personas que quieren rehabilitarse. Hacer más proyectos, que se sientan útiles y cambien su vida.