El asesinato de un ejecutivo tuvo el apoyo de dos autos y una moto

En la  vía a  Cumbayá (Miravalle-Pichincha).   En esta carretera fue atacado el  empresario Espinosa  por los desconocidos  de la moto.

En la vía a Cumbayá (Miravalle-Pichincha). En esta carretera fue atacado el empresario Espinosa por los desconocidos de la moto.

El automóvil celeste se ubicó atrás del Mitsubishi Montero conducido por el ejecutivo Francisco Espinosa Álvarez, baleado a las 20:30 del viernes último en Miravalle (vía a Cumbayá-Pichincha).

Según testigos del crimen, a la víctima la seguían desde el peaje del túnel Guayasamín. “Antes de llegar a Miravalle, un auto celeste se ubicó de forma intempestiva cerca del auto de la víctima”.

Los ocupantes de otros automotores se percataron que el conductor de ese automotor hablaba por teléfono celular con frecuencia. A esa hora, la mayoría de carriles de la vía que conduce a Cumbayá (en sentido sur-norte) estaban ocupados y se produjo un embotellamiento.

“Cuando estábamos atrapados en el tráfico llegó un hombre en una motocicleta pequeña. Observaba cada vehículo que estaba en medio de la congestión e iba despacio. Se detenía unos tres segundos y miraba. Parecía que buscaba a alguien porque hablaba por un celular mientras conducía”, señaló otro testigo.

Segundos después, apareció otro automóvil, a toda velocidad, que se ubicó delante del vehículo de Espinosa. El motociclista que bajaba recogió a otro hombre que se bajó del auto celeste y se subió a la moto. “Se pusieron un casco y cuando se acercaron a la ventana del conductor, uno de ellos sacó el arma y disparó unas seis veces”, contó uno de los testigos.

Luego del incidente, el carro celeste, la moto y el automóvil que se ubicó delante del vehículo de la víctima dieron una vuelta U y escaparon a toda velocidad.

[[OBJECT]]Para un agente de Inteligencia de la Policía, que no reveló su identidad, esta clase de crímenes tienen varios orígenes. A su juicio, por la forma como se cometió el homicidio, se trataría de otra muerte tipo sicariato. “Estas generalmente responden a venganzas entre las personas”.

No obstante, agregó, en la muerte del empresario las evidencias que se encontraron en la escena del crimen jugarán un papel primordial a la hora de esclarecer el hecho. “Tenemos que ser cautos porque no se puede adelantar criterios sin investigar lo sucedido”.

Según el último informe del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC), “hasta el 2009, la venganza era la tercera causa de los homicidios y para el 2010 fue la segunda, con un incremento sustancial en más del doble con un 128%”.

Además, el documento indica que de 121 homicidios cometidos en la capital, el 41% se cometió con arma blanca (cuchillos, botellas), el 33% con arma de fuego, el 14% con objetos contundentes (palos, piedras) y el 7% por asfixia. Para un uniformado de Medicina Legal, las muertes en la actualidad son más violentas.

“Ahora los cadáveres llegan con más de tres tiros. Hay mayor alevosía en los crímenes”, precisó.

Para Andrés Gómez, investigador en temas de seguridad de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), “en cualquier parte del mundo la venganza siempre está ligada a los crímenes que se cometen bajo la modalidad de sicariato, en el cual las víctimas reciben disparos desde motocicletas o vehículos”.

Tras la muerte del empresario, la Policía no ha revelado mayores datos sobre lo que ha sucedido y tampoco se ha indicado si la víctima tenía problemas o enemistades con otras personas. Espinosa fue velado la mañana y tarde del sábado en el camposanto Monteolivo (nororiente de Quito). Los familiares no dieron declaraciones del hecho. De momento, las investigaciones del caso están a cargo de la Unidad de Homicidios de la Policía Judicial (PJ).

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