La motoniveladora de 15 toneladas de potencia ruge al pasar como podadora sobre el ripio de la plataforma Armadillo, una planicie del tamaño de cuatro canchas de fútbol, en medio de la jungla amazónica del Ecuador.
Con esa máquina de 193 caballos de fuerza, más un rodillo compactador y un tanquero de agua, hombres que visten cascos, camisas caqui y jean azul preparan el terreno para la próxima perforación de pozos petroleros en el Bloque 55.
Armadillo está en el sur de Orellana, dentro de las 612 560 hectáreas reconocidas desde 1990 como Territorio Waorani. Pero, además, ha sido zona de influencia de los pueblos no contactados (taromenane). Los ataques con lanzas dan cuenta de ello. El maderero Héctor España fue muerto en esa selva en el 2005. El 1 de marzo del 2008, Luis Castellanos recibió cinco lanzas cuando aserraba madera. Cerca del Bloque 55 se reportaron los ataques del Cononaco y de Los Reyes (ver puntuales).
Por esas evidencias, en el 2009, el Estado suspendió la prospección sísmica petrolera en Armadillo. La base fue la Constitución, que considera etnocidio las actividades extractivas en territorio taromenane.
El 4 de septiembre del 2013, el Gobierno dijo oficialmente que en Armadillo no hay pueblos ocultos. Ese día, el Ministerio de Justicia presentó en la Asamblea un mapa, para respaldar la explotación del ITT, e identificó tres zonas de la Amazonía con grupos de no contactados: Tivacuno, Cunchiyacu y Nashiño/Curaray, fuera del Bloque 55.
Armadillo aún no es un campo petrolero activo. Este Diario accedió al ‘Estudio de impacto y Plan de Manejo Ambiental para la sísmica 3D del campo Armadillo, Bloque 55’, hecho para la actual operadora, Petroamazonas. El estudio es de la consultora Envirotec, se efectuó sobre 26 855 hectáreas y reseña que, durante la fase de desarrollo y producción del campo, se adecuará la plataforma Armadillo A para producir un pozo que allí se perforará (junto al viejo cabezal de producción). Según ese informe, se construirá otra plataforma, Armadillo B, para “perforar 12 pozos de producción y dos inyectores”. Y se trazarán líneas de flujo y un oleoducto.
Sobre la vieja plataforma el sol sofoca y los conductores de la maquinaria dejan de nivelar el terreno para beber agua de botella, bajo una carpa de plástico. Una mujer, que lleva botas amarillas, jean y camisa caqui, parece supervisar a los operarios.“Aquí no gobierno. Aquí nosotros gobierno. Quién dio permiso ustedes”, increpa Dori Iteca, la esposa de Manuel Cahuiya, el líder waorani de la cuenca media del río Cononaco, en Diicapare y Ñoneno.
“Nosotros desarrollo”, enfatiza la mujer y apunta con su machete a la motoniveladora. Dori, con casco, chaleco naranja y gafas, camina junto a una camioneta con placas de Petroproducción.
Para llegar a Diicapare hay que internarse en Territorio Waorani por un sendero de piedras de río y con señales que marcan 45 km/h como velocidad máxima.A 20 minutos de camino, un tubo metálico atado a una cadena restringe el paso.
Antes de atravesar la cadena, sobre un cerro, se escucha la voz shuar de Florentino Tancamash. “Hay buena relación intercultural”, sostiene el profesor unidocente de la Escuela 14 de Septiembre de Diicapare, quien educa a 30 niños shuar, achuar y waorani, que cursan de primero a séptimo de básica. “Voy año y medio aquí y es tranquilo. No hay taromenane”.
Al mediodía, otra camioneta 4×4, sin placas, supera la cadena de Diicapare y, antes de llegar a la plataforma Armadillo, se detiene. De ella desciende un hombre con casco blanco y camisa de jean celeste. Detrás, baja Manuel Cahuiya, el padre de Alicia Cahuiya, vicepresidenta de la Nacionalidad Waorani del Ecuador (Nawe), la mujer que en octubre reclamó en la Asamblea Nacional que a los wao no les habían consultado sobre la explotación del ITT.
Este Diario lo aborda. “Te doy permiso aquí”, enfatiza Manuel, quien tiene los lóbulos de las orejas perforados como argollas. El informe deEnvirotec identifica al hombre como el líder de más de 100 indígenas.
“Manuel nada Nawe. Nawe no ayuda Manuel. Millón dólar y habla Nawe. Enfermo Manuel”, dice el bravo waorani de 62 años y se levanta la basta de un percudido jean, para mostrar su adolorida rodilla izquierda.
“Manuel fue (al) médico”, cuenta, mientras del cajón de la camioneta sus familiares descienden con bolsas. “No taromenane aquí. Manuel jefe aquí”.
Lanzas en la selva
8 de enero 1956 Cinco misioneros evangélicos extranjeros mueren atacados con lanzas waorani en una zona bautizada por ellos como ‘Playa de las Palmas’, en el Yasuní.
Los años 60 y 70. Se registran numerosos incidentes de indígenas desnudos, a quienes se los denominaba ‘Aucas’. Entre las víctimas hay trabajadores petroleros y colonos del Coca.
21 de julio de 1987 . El vicario de Aguarico, Alejandro Labaka, y la hermana Inés Arango de la misión capuchina mueren lanceados al contactar a tagaeri en la selva de Tigüino.
1993. El grupo de Babe, clan waorani de Tigüino, roba a una mujer tagaeri, Omatuki. En un esfuerzo por devolverla, muere lanceado el wao Carlos Omene.
26 de mayo 2003. Indígenas waorani se adentran en la selva para vengar la muerte de Omene. Matan a 26 tagaeri, en especial a mujeres y niños. Decapitan a las víctimas.
2005-2006. Héctor España muere lanceado en Armadillo. Willman Angulo y Andrés Moreira son lanceados en el Cononaco. Moreira sobrevive. Los tres eran madereros.
2008-2009. El maderero Luis Castellanos muere lanceado en Armadillo. Una madre y dos hijos de la familia Duche Zabala, son asesinados en Los Reyes, en el Bloque 17.
Marzo 2013. Los waorani Ompure y Buganey son lanceados por taromenane en Yarentaro, Bloque 16. En venganza, un grupo wao mata a taromenane y se lleva dos niñas.