En el sector Junín, de la parroquia Andrade Marín, en Antonio Ante, la gente logró ahuyentar a la delincuencia con un método efectivo. Los moradores estaban cansados de los ataques y decidieron armar una estrategia, que me parece fantástica.
Entre todos intercambiaron los números de sus teléfonos y decidieron alertar unos a otros cuando vean la presencia de desconocidos. Esto dio resultado, que ahora estos ni se atreven a pasar por ese barrio.
Más de una vez les han sorprendido cuando intentaban robar a una persona o ingresar a una casa. Todos están comprometidos en la lucha por la seguridad. Luego de retenerlos esperan que llegue la Policía para entregarlos. Considero que esto puede replicarse en otros sectores. Para ello debe haber unidad entre los pobladores, porque actuar solos también es peligroso.
No comparto mucho la idea de colocar alarmas. Eso sirve para alertar a las personas sospechosas. Además, se pierde el factor sorpresa. Imagínese que cuando decenas de vecinos salen a la calle armados con palo y correas no hay quién se quiera hacer el valiente. Eso ha mejorado la seguridad.