La carretera es asfaltada y una fila de vehículos se detiene frente al control militar. Los soldados del Grupo de Fuerzas Especiales 53 Rayo cubren sus rostros con pasamontañas, visten chalecos antibalas y cascos. Revisan las cajuelas de los automóviles y piden documentos a los conductores.
El operativo se realiza en la vía a La Gabarra, un poblado en Lago Agrio que conecta el fronterizo Sucumbíos y Orellana.
Según informes de Inteligencia, esta es una de las zonas por las que presuntamente circulan personas que trafican armas, municiones y combustibles hacia Colombia. Es considerada como una zona vulnerable al narcotráfico.
Los uniformados descansan la noche en carpas. Los patrullajes son rotativos y los turnos cambian de acuerdo con lo que dispone el alto mando militar.
[[OBJECT]]Guillermo Tamayo, comandante del Grupo de Fuerzas Especiales, señala que el gas, el diésel y la gasolina blanca son “codiciados” por organizaciones delictivas.
También se incluyen municiones y precursores químicos para procesar las drogas, cuyo posible destino serían los grupos ilegales armados de Colombia (GIAC).
“Las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) se han convertido en una franquicia dedicada a las actividades del narcotráfico”. Eso lo señala el general Celso Andrade, comandante de la IV División del Ejército, que está asentada en Orellana.
Según informes de las Fuerzas Armadas, el grupo subversivo se provee de contrabandistas de combustible que operan en Ecuador y que este material lo llevan a laboratorios ubicados en el país vecino. Además, buscan abastecerse de municiones.
Entre agosto y septiembre pasados, la Policía ha decomisado 11 871 municiones de guerra en Lago Agrio. El último operativo se realizó el 13 de septiembre y fue detenido un miembro activo de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) en Nueva Loja.
Frente a ese problema, los soldados de la IV División del Ejército incrementaron los patrullajes en la frontera norte de Sucumbíos hace 21 días. Los controles militares se realizan las 24 horas en distintos puntos de la provincia.
En los operativos, los uniformados controlan los pasos fronterizos. La idea -dice Tamayo-, es “neutralizar a contrabandistas”.
¿Se han identificado las zonas en Ecuador por donde salen de forma ilegal los combustibles y municiones a Colombia? Tamayo dice que una comisión binacional colombiana, que visitó la frontera en agosto pasado, identificó posibles pasos en las poblaciones fronterizas ecuatorianas de Puerto Mestanza, General Farfán, Barranca Bermeja y Santa Elena.
En esta última parroquia, la gente siente miedo por el incremento de combates que entre la guerrilla y el ejército colombiano se da al otro lado de Ecuador.
Este Diario estuvo en ese sector y uno de sus habitantes aseguró que hace una semana hubo un enfrentamiento armado en territorio del vecino país. El hecho ocurrió desde las 07:00 y se prolongó hasta casi el mediodía.
“Helicópteros sobrevolaban al frente de la parroquia. Los disparos salían entre la maleza en dirección a las aeronaves. Incluso vino un buque militar colombiano que navegaba el río Putumayo”, relató un mujer de ese sector.
Inteligencia ha detectado otro problema en cuanto a las actividades que realizan los subversivos y bandas organizadas en la frontera norte. El general Andrade dice que su presencia y movimientos para evadir a los militares ecuatorianos han mutado.
Los irregulares ya no se concentran en refugios clandestinos construidos en Ecuador. Ahora usan casas abandonadas en las orillas de los ríos San Miguel y Putumayo. Los irregulares tampoco se movilizan en grupos numerosos, sino que se mueven entre tres o cuatro personas. “Eso impide identificarlos. Mucho más cuando pasan a nuestro lado vestidos de civil”, explica Andrade. Al detenerlos son llevados a la Policía.
Operación guerrillera
Las secuelas de las operaciones guerrillas se sienten en Ecuador.
El conflicto armado colombiano ha hecho que de enero a julio de este año, Ecuador reciba a 54 939 refugiados de ese país.
Únicamente en julio del 2012, se reconocieron a 1 208 personas con ese estatus. Pero hay extranjeros que no están regularizados.
Los dramas son distintos en cada uno. Una mujer dice ser estudiante y que hace dos años llegó a Lago Agrio luego de ser amenazada por la guerrilla de las FARC.
Poco a poco suelta detalles del porqué salió de Colombia y dice que lo hizo porque su tío desertó de ese grupo y que después comenzó una persecución.
“Presionaban para que entregáramos información de donde estaba mi tío”. Eso la preocupó, pues sabe que si alguien abandona la guerrilla hay la posibilidad de que otro pariente sea secuestrado como reemplazo.
Otro hombre que cosechaba hoja de coca en Colombia también huyó a Ecuador y dice que lo hizo porque los subversivos lo atemorizaban en el pueblo.
Reem Alsalem, directora de la Suboficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en Lago Agrio (Acnur), explica que el desconocimiento para solicitar refugio, la falta de dinero y la distancia son factores que impiden a los extranjeros realizar los trámites para obtener el asilo. “Hay personas que llegan de lugares muy conflictivos como Nariño, Cauca, Putumayo… Muchos huyen y no pueden presentar las solicitudes”.
La logística subversiva
Los militares que operan en la frontera norte aseguran que los subversivos penetran por Sucumbíos en búsqueda de apoyo logístico. Es más, hay datos que revelan que para los grupos ilegales es “fácil” abastecerse de productos. Esta situación se repite en las poblaciones fronterizas del Carchi, que se han convertido en centro para trasladar alimentos, medicinas y vestimenta para la selva, según información oficial.
Por Sucumbíos, las FARC han levantado redes de apoyo y de información en Ecuador.
Sin embargo, soldados ecuatorianos señalan también que las muertes de los principales cabecillas de este grupo sí redujo la presencia de los armados en la frontera entre los dos países.