Los primeros indicios del vículo de Eduardo Cedeño con el narcotráfico aparecieron en España. En el 2001, él migró de Ecuador a ese país y se vinculó al sector de la construcción.
“Empecé ganando 400 euros (…) pero como fui visionario ví más allá y creí que no debía estar con un pico y una pala y que podía hacerlo de otra manera”, dijo el 29 de mayo pasado, cuando se emitió su sentencia.
“A los tres meses me ascendieron como jefe de toda la provincia de Terraza y empezó mi auge económico. Sé que para muchos les parecerá mentira, pero facturé 80 000 euros en una semana”.
En el país ibérico se abrió una indagación, por un caso que fue conocido en el 2010. El antecedente se marcó el 30 de junio de ese año, cuando fue detenido el policía José Antonio C., por tráfico de drogas.
Él dijo en su declaración que tenía información relacionada con un envío de droga que iba a llegar desde Sudamérica. Su testimonio está en el informe que emitió a Ecuador la Central del Crimen Organizado de la Central de Estupefacientes de España. El documento es el D.P. 3345/2010-C.
Ahí se asegura que un hombre que se identificó como Eduardo, le comentó sobre el envío de una tonelada de droga. La Policía hizo un cruce de contactos y constató que las llamadas telefónicas recibidas de José Antonio C. se hicieron de uno de los teléfonos que usaba Eduardo Cedeño.
Además, hubo cruce de correos electrónicos en donde se comunicaban en claves. “El tal Eduardo conocía de primera mano dicha información y manifestó que estaría implicado en esa operación una persona vinculada al consulado de Ecuador y también un hombre inglés, que tiene una avioneta y que va a menudo por el aeropuerto de Sabadell”, reza en el informe.
Se comenzó a seguir los pasos de Cedeño y se dio con su domicilio, en Terrasa.
El inmueble está a nombre de su pareja, pero ahí funcionaba la empresa Cedeño Cortez. La firma no consta en el Registro Mercantil, pero en Internet se promocionaba con la razón social: promoción de espectáculos musicales a España y Ecuador, así como la importación y exportación.
A través de las llamadas telefónicas que hizo Cedeño, se identificó a Carlos Alberto A, quien según la Policía de España era la mano derecha del ecuatoriano en España. Él ya había sido detenido en el 2009 por tráfico de drogas, en el mismo proceso en el que más tarde se involucró al policía español José Antonio C. El 27 de septiembre del 2009, Cedeño lo visitó en el Centro Penitenciario de Homes, en Barcelona.
Dos años después, el 25 de mayo del 2001, Carlos Alberto A. recibió una orden de libertad provisional y entonces se puso en contacto con Cedeño. El 17 de julio del 2011, la Policía dice que interceptó una llamada entre ambos, donde se habla de la llegada de una persona “que va a ser el cerebro de la empresa”.
Según el informe español, “Cedeño dijo que van a llegar unas personas desde Colombia”.
Se refiere a un hombre a quien llaman Thomas L. y su familia. De ellos se advierte que “van a tener un papel primordial de la empresa en España, dentro de la infraestructura necesaria para llevar a cabo los envíos de la cocaína”. Para entonces, Thomas L. fungía como secretario de la Asociación Española de Residentes en Esmeraldas, presidida por Cedeño.
En el informe de la Unidad Central de Estupefacientes se indica que Cedeño quería que “Thomas L. lleve a cabo la constitución de la empresa para comenzar a enviar contenedores desde Sudamérica a España… aprovechando los transportes realizados a nombre de la empresa para ocultar presuntamente sustancias estupefacientes en el interior de los mismos”. Para conseguirlo sin contratiempos debían tener contactos a nivel diplomático.