Los tres cadáveres hallados en el río Cachaco, en la vía a Calacalí, fueron identificados ayer por la Policía.
Se trata de Luis Enrique Basantes, de 36 años, quien laboraba como taxista informal en Quito; Alexandra Bravo, de 22 años, que era estudiante de auditoría de la Universidad Luis Vargas Torres de Esmeraldas; y Alfredo Ayoví, un ingeniero civil que trabajaba como contratista en su natal Esmeraldas.
El 23 de junio, Ayoví alquiló los servicios de Basantes para que los trasladara desde Quito hacia Esmeraldas. Pero en el kilómetro 36 de la vía, el automóvil marca Chevrolet Aveo, de placas PBD-1450, perdió pista.
La Policía cree que no pudo tomar una curva cerrada y se precipitó por un barranco hasta llegar al río. “Era imposible divisarlo desde la carretera”, dijo un socorrista. Solo un pescador deportivo, que anteayer recorría el sitio, pudo ver el auto.
Basantes y Ayoví estaban en el vehículo. Bravo, en cambio, fue hallada entre las piedras del río. La Policía cree que sobrevivió al accidente; trató de cruzar el afluente, pero se ahogó.
Los familiares de los fallecidos denunciaron la desaparición. Nelson Basantes, tío del taxista, dijo que acudieron a la Policía Judicial. “Los últimos dos meses fueron como un infierno para la familia. Ahora al menos sabemos qué fue lo que ocurrió”. Ayer, en Guápulo, se efectuó el entierro de Basantes.
Los cadáveres de sus acompañantes fueron llevados a Esmeraldas. Allí, sus familiares, dijeron que pensaron que se trataba de un secuestro y que el caso era investigado por una unidad especial de la Policía.