Los adolescentes avanzaron despacio desde atrás hacia delante de un auto negro, que estaba parqueado cerca a la avenida Samuel Cisneros, en el cantón Durán. Cuando estaban frente al copiloto, uno de ellos tomó de su cintura una pistola y disparó cinco veces. En el interior del carro estaba una pareja que esperaba por un pincho. Las balas rompieron los cristales delanteros y causaron la muerte de Fernando P. , quien estaba frente al volante. Según la Policía Especializada de Menores (Dinapen), este tipo de hechos protagonizados por adolescentes cada vez es más frecuente. En el 2009, la entidad detuvo en Guayas a cuatro menores dedicados al sicariato. En este caso, la pareja del joven salió ilesa. Dijo a la Policía que se arrinconó completamente al espaldar de su asiento y no pudo ver los rostros de los asesinos. La oscuridad en el sitio y la hora en que ocurrió el hecho (22:15 del 10 de abril pasado) contribuyeron. Pero recordó que eran jóvenes. “Al menos eso parecían de espaldas cuando escapaban”.En los últimos 18 meses -según la Dinapen- han sido detenidos 589 menores por portar armas de fuego y otros seis por cometer asesinatos. “La mitad de los que andan armados en Guayaquil corresponde a menores de edad. Lamentablemente, las leyes son favorables para ellos. Por eso es necesaria una reforma integral al Código de Menores y al Código Penal, para que sean tratados como adultos”, dice Antonio Gagliardo, fiscal del Guayas. Dos meses después de la muerte en el auto, J.F.C.P., de 17 años, se atribuyó el asesinato, luego de ser detenido en el centro de Durán. Fue arrestado por ocultar en su pantalón un revólver, calibre 38, de fabricación nacional, con ocho proyectiles. “Lo andaba siguiendo con ‘Frejolito’, un taxista informal. Cuando él estaba dentro del vehículo, me acerqué y le disparé por cuatro ocasiones’”, relató el joven. Los otros disparos – dijo- salieron de su acompañante. El adolescente explicó que por ese crimen cobró USD 1 500 de un hombre que reside en España y que identificó solo como Joel. “Una mujer, a quien conozco como Maribel, me entregó dinero en Durán y me dijo que lo mandaban a matar por una deuda”.El fiscal René Ormaza cree que la vinculación de menores con el sicariato se ha vuelto común. “Las personas que cometen estos crímenes están reclutando a jóvenes de 14 y 15 años. Les entregan armas y son muy peligrosos porque actúan sin miedo. Si van presos salen al poco tiempo”. J.F.C.P. reconoció que fue contratado por ‘Terry’ y C.P., alías ‘El Trompudo’. Este último -dice la Policía- lidera un grupo de supuestos asesinos por encargo. Está recluido en la Penitenciaría del Litoral, desde abril pasado, acusado de ocho crímenes.
El joven también se atribuyó la muerte de Jonathan Candelario Pisco, ocurrida a la 01:30 del 31 de enero pasado. “Le disparé con el revólver calibre 38, que se encuentra en esta oficina. Me estaba regalando con alías ‘El Llorón’ para que me matara”, le dijo al fiscal Franklin Muzzio, quien investiga las infracciones del menor. La psicóloga Pastora Castro dijo que esta problemática se da por la vulnerabilidad a la que están expuestos los menores y las influencias que reciben en su entorno social, matizado por muertes, violencia, y tráfico de drogas y armas. “Son influenciados por lo que lamentablemente ven a diario”. Ella indicó que no hay programas socio-educativos para trabajar con quienes infringieron.
J.F.C.P. recordó que a las 02:15 del 14 de marzo anterior también le disparó 17 veces a José Salas Cózar, alias ‘Carlitos’. Lo emboscó al salir de una fiesta, cerca al Cuartel de la Policía, en Durán. “Lo maté por sapo. Ese día esperé que salga y le disparé a quemarropa, con una pistola 9 milímetros”.