El relevo de guías penitenciarios fue abrupto. La llegada de 39 nuevos celadores al Centro de Rehabilitación Social de Mujeres de Quito causó malestar a 37 antiguos custodios de la prisión, no por el cambio de guardia, sino porque recién en ese momento recibían una comunicación escrita del Ministerio de Justicia en la cual les anunciaban su separación de la institución.
A las 06:30, vestidos con sus trajes azules, los nuevos celadores intentaron hacerse cargo de la seguridad interna del centro, pero los antiguos custodios no permitieron su entrada. Estos exigían la presencia de un funcionario del Ministerio, para expresarle su malestar “por la decisión tomada sin previo aviso”. Una mujer guía lloraba. “Mi familia se quedará sin sustento, soy la cabeza de hogar”.
Solo dos de las antiguas celadoras continuaron en sus cargos, como jefas de los 39 nuevos guías. Los nuevos guías, incorporados el 19 de abril, empezaron a trabajar desde ayer en 20 centros del país.
Al Centro de Detención Provisional (CDP) de Portoviejo llegaron 25 nuevos custodios, pero el recinto tuvo que ser militarizado. 30 personas que realizaban el trabajo de seguridad fueron notificadas con su despido, a través de la compra de renuncias.
El subsecretario de Rehabilitación Social, Ricardo Morales, informó ayer que en el país 465 guías fueron separados del sistema. “La salida de varios de ellos fue por la edad de servicio o por la evaluación que se les hizo. Pero hay que destacar que 150 renuncias fueron solicitadas por los mismos guías”, aseguró.
Victoria Guamán, una de las removidas de su trabajo, había sido trasladada a Portoviejo el 3 de mayo, con dos compañeras, desde Azogues. “Nadie sabe porqué hemos sido despedidos, mejor nos hubiesen informado”, dijo.
El 24 de abril, el director técnico de Seguridad, Gabriel Suasnavas, envió el memorando MJDHC-0708-12 a los directores de los Centros de Rehabilitación Social del país para reubicar a 700 guías penitenciarios en otros centros carcelarios. Según Justicia, el traslado era por comisión temporal e iba a durar 30 días.
Morales aseguró que en ese grupo todavía habrá que evaluar si se requiere que permanezcan mayor tiempo en las plazas de trabajo a las que fueron asignados temporalmente o si regresan a sus antiguos puestos. A ellos se les habría notificado durante la semana pasada, ya que hoy también empezaron a laborar en los centros que fueron colocados. Pero el malestar también fue evidente con respecto a esa movilización.
Por los cambios de última hora, la seguridad del edificio del Ministerio de Justicia y los Centros de Rehabilitación de Quito fue reforzada con custodia policial.
Morales sostuvo que los guías despedidos recibirían indemnizaciones por sus años de servicio. Según él, el guía más antiguo recibiría USD 43 000. Aproximadamente se les entregó a cada uno USD 1 400 en promedio por cada año de trabajo.
Jaime Sarango, con ocho años de trabajo, recibió USD 11 000 por su servicio en Portoviejo. En esa cárcel estaba previsto una custodia militar hasta mañana. En el CDP de Quito, donde fueron relevados 35 miembros de la Seguridad Penitenciaria, guías que dejaron sus cargos contaron que por la mañana se habían percatado de que tenían el depósito de su liquidación en sus cuentas.
Con la llegada de Morales a la cárcel de Mujeres de Quito, cerca de las 08:00, los guías antiguos entregaron los equipos de comunicación a los nuevos gendarmes y permitieron su ingreso.
La seguridad de prisión
El pasado 30 de abril, 700 guías fueron notificados con su traslado a cárceles de ciudades distintas en las cuales laboraban. Ayer, guías de ese grupo recibieron la notificación de su despido.
Hasta ayer, en Ecuador había 1 332 guías penitenciarios (264 mujeres y 1068 hombres), incluidos los 480 (126 mujeres y 354 hombres) que se graduaron el último abril en la Espe.